Nueve años de intachable carrera como profesional y otros tantos, estrechamente unidos, como entusiasta de 'su' balonmano jalonan la notable trayectoria de Borja Presumido González (Cáceres, 16-7-1984).

Actualmente defiende, con gusto y acierto, la portería del Electrocash Villafranca, de la Primera estatal y club más importante del balonmano extremeño. Pero detrás --e incluso delante, porque no tiene ambages-- de la vida de este fornido deportista de 1,94 se esconde un tipo jovial, amante de los suyos y de su ciudad ("tenía que volver a Cáceres de todas maneras") y extraordinariamente complacido con los que le han tratado en el deporte de manera natural, sin estridencias y con humildad.

Lo ha llegado a pasar mal, "porque no he entendido nunca ciertos comportamientos; a veces he visto cosas que no me han gustado nada", comenta de su etapa profesional, pero la vida de este jugador nacido deportivamente en el Paideuterion ha sido apasionante: ha jugado, cómo no, en el propio 'Padu', con recuerdo especial para hombres como Arellano e Iñaki Arnaiz; Valladolid (con el que fue campeón de España juvenil), Zaragoza (dos años), selecciones nacionales, Cuenca, cinco años en el Pines Badajoz ("un proyecto muy bonito, pero el empresario no pudo hacer más") y finalmente Villafranca en los dos últimos años.

Entre medias, un paréntesis de año y medio sin jugar, algo desencantado, pero volviendo definitivamente a su hábitat de su Cáceres y de su competición, que parece que no va a dejar, de momento. "Estoy muy bien allí". Traducción: salvo sorpresa, alargará su carrera en Villafranca de los Barros para felicidad de todos.

"No. No he podido. Algunos años, mucha gente que me decía que iba a terminar jugando en Asobal, pero al final no lo he hecho. Quizá haya sido eso lo que me ha faltado", dice este cacereño que durante todos estos años ha estudiado por la Uned en los diferentes lugares donde ha vivido, "siempre muy solo" y con nostalgia de los suyos, de su familia, de su gente.

Establecido definitivamente en Cáceres, "yo como de mi trabajo", se apresta a decir. Trabaja para Secoex en tareas de vigilancia en el futuro Hospital de Cáceres. "Los martes y los jueves vamos a entrenar con otros jugadores que salimos desde aquí". Agradecido a su empresa y al club "por las facilidades que me dan", disfruta del balonmano como nadie. Su cara le delata, desde luego. A sus años y con su experiencia.

Hace cinco días, vibró con la permanencia del club de Tierra de Barros. Era importante también para él, comprometido con la causa, ilusionado con un deporte en el que triunfaron en la élite Carlos Prieto o Juancho Pérez. Su antiguo compañero Pocholo, también desde del 'Padu', sigue jugando a buen nivel, como en su día lo hizo otro de los que emprendieron la aventura adolescente: José Manuel García Merino. Balonmano. Puro balonmano.