"Me parece bien la idea. Lo más importante es que trabajando en el club esté gente de Cáceres. El Cacereño es un club totalmente muerto, a no ser que haya un cambio radical. Félix Campo tendría que vender o, en última instancia, proponerle a Angel Marcos que fuera el director deportivo". Luis Arroyo, uno de los pocos pequeños accionistas del Cacereño que ha sido parte de historia del club desde hace muchos años en su condición de directivo, analiza así la posibilidad de venta, opción, según Arroyo, "que el propio Félix Campo está deseando llevar a cabo, ya que está claro que está loco por vender".

Mientras el principal interesado en la compra, Antonio Martínez Doblas, empresario y presidente del Díter Zafra, sigue en la sombra, esperando con suma y medida discreción que Campo rebaje sus pretensiones económicas, la calle cacereña sigue esperando que la operación siga adelante, cansada de los reiterados fracasos, aunque todavía dista un buen trecho de concretarse. Doblas no quiere hablar de números, e incluso se ha sentido molesto porque en este diario se publicaran las cifras --apelando a su propia prudencia-- y tanto él como Marcos insisten en que éste no es un proyecto de carácter económico, sino deportivo.

Al joven emprendedor segedano le une, además de la amistad con Marcos, su pasión por el fútbol y, además, su relación con el propio Campo es muy buena. Ayer mismo, en declaraciones a la Cope, dijo comprender el estado de desánimo de la afición cacereña, aunque al mismo tiempo alabó lo que Campo ha hecho en Cáceres y las mejoras estructurales que ha traído al club.

Martínez Doblas no negó el interés por el Cacereño, aunque se refirió constantemente al ya se verá en su momento . Y es que el aún presidente del Díter --reiteró que se marchará-- afirma que él se ha embarcado en esta idea "para ayudar" a su amigo Marcos, a quien consideró "el auténtico artífice" del ascenso segedano a Segunda B, categoría que, vaticinó, recuperará pronto el Cacereño.

Un reto posible

A Doblas no le asusta el reto. En siete años de presidencia en el Díter, ha logrado dos ascensos. Se hizo cargo del club pacense con sólo 26 años, y este dato le avala.

Y mientras todo ello se gesta, el próximo entrenador verde, Bernardo Plaza, puede llegar mañana. Muy pocos vaticinan que, si no hay venta, el proyecto cuaje. "No creo que más de cien personas se hagan socios este año y que más de 50 estén viendo los partidos; yo mismo, que he estado siempre apoyando, me haré socio, pero seré de los que no vaya", asegura Luis Arroyo.

Marcos, también en la sombra, apura las celebraciones por el ascenso del Díter y aguarda noticias. El tampoco continuará en el club segedano y su idea es volver, como director deportivo, al Cacereño. Aun así, asegura: "Si al final Félix no quiere vender, no pasa nada, cada uno con lo suyo y ya está". Pero él y el mundillo futbolístico cacereño espera que, al final, se haga la luz.