Cierran la jornada de la LEB Oro el Sant Josep Girona y el Cáceres 2016 (18.30 horas) en un partido que en la década de los 90 se repitió en muchas ocasiones con los clubs de las respectivas ciudades estando en la Liga ACB. Ahora son tiempos menos gloriosos para ambos, sobre todo para un equipo extremeño que llega necesitado de ganar para relanzar sus opciones de estar en los playoffs y en la eterna búsqueda de encontrarse a sí mismo.

El conjunto de Gustavo Aranzana sufrió, como reconoce el propio técnico, una dura derrota hace nueve días en casa ante el Tenerife. Aquello cortó de raíz lo que hubiese sido la mejor racha de la temporada y volvió a inundar de dudas a la grada del Multiusos, demasiado castigada en los últimos meses con derrotas ante equipos que no tienen, al menos en teoría, más pedigrí que el cacereño. La de Girona es una oportunidad excelente para la reconciliación, aprovechando además que los locales no llegan tampoco en un momento feliz, con cinco derrotas seguidas, y perdiendo a pasos agigantados la condición de equipo revelación que le distinguió en el primer tramo de la competición.

EL INICIO DE TODO Fue entonces, en la segunda jornada, cuando una plantilla llena de relativos desconocidos y liderada por el abuelo Darryl Middleton (19 puntos aquella noche, a sus 43 años) venció en Cáceres (70-74) en lo que fue la primera fractura del proyecto del Cáceres 2016 de esta temporada. Si aquella noche de prórroga se hubiese ganado, quizás todo hubiera sido distinto a partir de entonces.

Aranzana, Carlos Cherry e Ira Newble son caras nuevas en un equipo en el que ya no están Manuel Hurtado, Roger Fornas y Randy Holcomb y que podría seguir viviendo cambios en las próximas semanas. Pese a que puede ser el próximo en salir, Diego Guaita viajó ayer con sus compañeros con aparente normalidad y se le necesitará enchufado, sobre todo porque los dos teóricos pívots titulares, Drew Naymick (esguince de tobillo) y Newble (gripe) han tenido problemas en los últimos días.

El Cáceres 2016 seguirá a la búsqueda de captar el estilo que quiere imponer Aranzana, que se prevé que cada vez dará más rienda suelta a Cherry para que lo intente transmitir en la cancha como base. Eso sí, se espera que conceda al menos unos minutos a Alex González, que en el último encuentro no se levantó del banquillo.

"UN EQUIPO RAPIDO" Al Sant Josep el entrenador vallisoletano lo definió como "un rival directo" --lleva dos victorias más, diez-- marcado por el triángulo formado por el base Albert Sabat, el alero Troy DeVries y el pívot Middleton. "Tiene jugadores de banquillo que aportan mucho. Tenemos que respetar a los sextos y séptimos jugadores del rival, que muchas veces son los que te ganan los partidos", advirtió.

También destacó el "juego rápido" que suelen ejecutar los jugadores del joven Borja Comenge. "Juegan muy bien el balón, crean juego en el poste medio con Middleton y respetan mucho los espacios. No es un equipo grande, pero sí juega con mucha agresividad", analizó.

A los suyos les pidió dureza y, sobre todo, rebote. "Nos será difícil ganar si, como ante el Tenerife, nos cogen 16 ofensivos", reiteró el preparador del Cáceres 2016. "El rebote es una misión personal de cada jugador, se trata de querer cogerlos", apuntó. Y cinco días después, visita del todopoderoso CAI Zaragoza.