CACERES DT: Pedro Rivero (19), Javi Pérez Iniesta (2), Shea Seals (19), Oscar Rodríguez (10), Jiri Okac (6) --cinco inicial-- Juanmi Morales (-), Javi Pérez (12), Ramón Moya (-), Juan Pedro Cazorla (2).

FARHO GIJON: Xavi Vallmajó (13), Josep Pacreu (4), José María Panadero (18), José Ortega (9), Wideman (16) --cinco inicial -- Prickett (11), Alvarez (4), Blanco (-), Suárez (2), Antxon Iturbe (8).

MARCADOR POR CUARTOS: 21-19, 32-36 (descanso), 50-64, 70-85 (final).

INCIDENCIAS: Minuto de silencio por las víctimas de los atentados de Madrid.

Este Cáceres se está echando a perder en un momento clave, en el que se podía incluso atisbar soñar con algo bueno. Hasta hace escasas dos semanas, a este equipo se le veía alegre, ganara o cayera, pese a la incertidumbre de la falta de cobro. Cosas del deporte, ahora naufraga sobre una cancha de baloncesto, alicaído, desilusionado, impotente y a merced de su rival.

Y su contricante de ayer no es que fuera de postín. El Gijón, otro exACB que trata de olvidar sus miserias, un cuadro modesto con apenas ocho jugadores de rotación, desbarató al cansino Cáceres con suficiencia. Su mejor hombre, vaya por dónde, es cacereño y, cosas también del deporte, nunca ha tenido una oportunidad seria en el club de su ciudad. Y es que José María Panadero, el más valioso producto de la cantera cacereña ACB, se luce ahora en Asturias, cuando en verano estaba dispuesto a quedarse con su gente.

Ayer, José Panadero dio un curso de decisión e incluso de talento. Hizo sus 18 puntos en los momentos clave y fue un complemento perfecto para los otros dos jugadores verdaderamente interesantes del Gijón: el pívot americano Wideman y el base Xavi Vallmajó.

Con toda la empanada que ayer se le atragantó al Cáceres, los de Ñete Bohigas hicieron un primer cuarto aceptable, e incluso Sheals se lució --luego resultó una rémora, pese a sus 19 puntos--, pero en el segundo pagó caro su falta de cabeza, su bajón físico y las personales de Jiri Okac, el hombre decisivo del Cáceres, junto a Pedro Rivero.

EN PICADO De la esperanza del 19-15 (min. 8) se pasó al 37-44 (min. 14) y, con la intimidación de Wideman, sin Okac cerca, los problemas empeoraron (48-59, min. 18). Los catorce puntos al término del tercer cuarto eran, a lo que se veía, insalvables.

El encuentro, plano por parte local, tuvo un solo camino en el trance final. La eliminación de Okac, a falta de ocho minutos, liquidó definitivamente un partido ya mortecino (53-68).

Tiene el Cáceres un problema previsiblemente explicable: su desgaste lo paga caro tras las penurias, aunque al mismo tiempo se le intuye un conformismo impropio de unos jugadores que se han rebelado admirablemente ante la adversidad que ha soportado durante cuatro meses. Por ello, cabe exigirles bastante más, ya que está meridianamente claro que valen mucho más.