Tarragona-Cáceres Patrimonio de la Humanidad, 21.00 horas, Pabellón de El Serrallo. El desafío está ahí para los extremeños, atormentados esta temporada por no saber cerrar los encuentros fuera de casa. Solo lo consiguieron una vez, y de milagro, en la visita a La Palma. En otras tres salidas (Girona, Granada y Palencia) desperdiciaron ventajas apreciables.

El examen es sobre el parquet de un pabellón claustrofóbico, en el que el público aprieta si ve que su equipo se está entregando. ¿Está el Cáceres lleno de jugadores 'de cada quince días', de esos que demuestran carácter solo ante su gente?

Aseguran que la motivación en el vestuario es alta. La victoria ante el Huesca no fue muy lustrosa, pero al menos otorgó la tranquilidad que se necesitaba tras ser remontados (14 puntos...) en el último cuarto ante el Palencia. A Gustavo Aranzana se le preguntó antes de viajar por qué le diría a los jugadores si, en un tiempo muerto, se viese otra vez en la situación de tener una diferencia que administrar a falta de diez minutos. "Lo que no haría sería recordarles lo que pasó las otras veces. No hay que atormentarles, no sirve para nada. Les diría sería que siguiésemos haciendo lo mismo que nos ha llevado a estar por delante", respondió.

El entrenador esbozó una teoría: es mejor lamentarse previamente que hacerlo después del choque. "Esta semana les he dicho que luego nos sentimos muy mal si nos remontan y que hay que evitar que nos ocurra. Pero no podemos pensar que somos superiores", recalcó.

En su opinión, en la LEB Oro "cada vez es más difícil ganar fuera. Los equipos de casa juegan con una marcha más, los arbitrajes son duros y tienes que llegar con una ventaja clara al final". Ganar en Tarragona sería "un golpe de autoridad", pero, reiteró, "nos falta un pelín de fortuna, esa chispa".

Según pronosticó, será un partido "de muchos puntos. No me gustaría, pero va a ser así". Sabe que los suyos se contagian cuando el rival intenta correr y tener posesiones cortas. Pero él también tiene elementos muy válidos para eso, como José Angel Antelo, que protagonizará un duelo muy atractivo ante un ex del Cáceres como Roger Fornas.

Con todos los jugadores bien físicamente --al menos según la versión oficial-- a Aranzana le preocupa la cancha en sí ("estrecha, complicada") y por supuesto el oponente. "El Tarragona ha cambiado mucho. Ahora tiene más equilibrio que el año pasado. Saben jugar, usan muchos bloqueos directos en transición y van fuerte al rebote ofensivo", analizó. Según dejó caer, la batalla de los bases puede ser clave. "Los suyos tienen bastante dosis de apuesta. Nosotros debemos ser sólidos ahí", avanzó, aparentemente satisfecho de la reciente mejoría de Carlos Cherry.

El Cáceres partió a las 7.00 de ayer por carretera y en Madrid cogió un AVE que siempre ha supuesto sinónimo de victoria, excepto en el último viaje a Girona en el debut liguero. Olvidarse del llamado síndrome de Fontajau originado por aquella derrota está en juego esta noche.