En realidad, el Cáceres Patrimonio de la Humanidad ya debería estar acostumbrado a esto. Desde la temporada en la que ascendió a LEB Oro, la 2014-15, no tiene un balance positivo en la quinta jornada de la competición. El mismo 1-3 de ahora es el que acreditaba hace un año cuando visitó --y perdió-- contra el Breogán. Hoy le toca acudir a la cancha del Levitec Huesca con la sensación de que debe escapar cuanto antes de la zona caliente, la que reparte los descensos (21.00 horas), aunque todavía se trate de un equipo en construcción y con muchos problemas.

Los más tangibles son los de las lesiones. Aparte de las mil veces repetidas ausencias de Dani Martínez y Andy Mazurczak, a los que todavía les faltan semanas para volver, Ñete Bohigas tampoco podrá contar hoy al cien por cien ni con Dmitry Utolin, que ha mejorado, ni con Angelo Chol, siempre en el caso de que este último pueda jugar. Sin entrenar por un golpe en el hombro, el pívot es duda, aunque ayer hizo el largo desplazamiento hacia la capital del Alto Aragón.

Por su parte, Luis Parejo y Guille Corrales también han tenido algún día de descanso extra esta semana con el objetivo de que se terminasen de reponer de las respectivas contracturas que sufrieron en el choque ante el Lleida el pasado viernes.

LA COSTUMBRE / Más escollos pues en lo que está siendo un inicio tormentoso, que solo ha tenido la aislada alegría de ganar en Barcelona en la jornada inaugural. El resto solo han sido decepciones y la constatación, por ahora, de que se trata de una plantilla muy corta de recursos ofensivos. Supera por muy poco los 60 puntos anotados por encuentro, una cifra con la que resulta muy difícil ganarle a cualquiera en cualquier liga.

De momento, los mensajes que lanza el entrenador son de orgullo y optimismo, convencido, al menos en público, que su equipo tiene la suficiente calidad como para ser competitivo a este nivel y que la temporada no será un infierno de derrotas y cábalas matemáticas para evitar el descenso.

Enfrente estará un Huesca que, con un proyecto similar al Cáceres en cuanto a la modestia económica, sí le está sacando partido a sus componentes. Ni los más optimistas esperaban que el conjunto oscense llevase a estas alturas tres victorias y una derrota, sobre todo habiendo superado a los dos grandes favoritos para conseguir el ascenso, Real Betis (primera jornada) y Bilbao Basket (cuarta).

«No sé si calificarlo como equipo revelación. Es un equipo muy compacto, sin ningún jugador que sobresalga sobre los demás. Pero los diez u once que participan, todos suman. Son duros defensivamente y peligrosos jugando a toda cancha, con mucha utilización de cuerpo y de manos. Lo están haciendo muy bien. Tenemos que estar a su altura defensiva para poder ganar», afirmó Bohigas el jueves cuando se le preguntó por su oponente.

Sí. Es curioso que tenga a siete jugadores entre los 14,2 (Martin Haws) y los 7 puntos de promedio (Dani García). Y, al menos por el momento, ha demostrado un increíble ojo para jugadores que debutan en la LEB Oro: sus cinco máximos encestadores nunca habían jugado en España: el propio Haws, Stojan Gjuroski, Luckas Aukstikalnis, Rauno Nurger y Philipp Hartwich. Una macedonia de nombres y nacionalidades a la que Agustí Sans, una antigua gran promesa todavía tiene 23 años, le da el poso nacional con su capacidad de tiro.

«Cáceres vendrá para encontrar aquí esa victoria que les hace falta y recuperar buenas sensaciones», afirmó ayer su entrenador, Guillermo Arenas, que asegura que una posible clave será parar el juego exterior extremeño «con jugadores de calidad y experiencia como Parejo, Rakocevic y Corrales».