ESPAÑA: Casillas (Valdés, m.46); Ramos, Albiol, J. Martínez, Arbeloa; Busquets, Alonso (Iniesta, m.46), Xavi (Cesc, m.64); Silva (Cazorla, m.79), Villa (Pedro, 46) y Negredo (Torres, 64).

CHILE: Bravo; Vidal, Contreras, Jara; Isla (Meneses, m.83), Medel (Estrada, m.88), Carmona, Beausejour (Gutiérrez, m.79), Valdivia (Orellana, 86); Alexis y Vargas (Seymour, m.58).

GOLES: 0-1, m.10: Isla. 0-2, m.20: Vargas. 1-2, m.55: Iniesta. 2-2, m.70: Cesc. 3-2, m.90: Cesc.

ARBITRO: Jerome Laperriere (SUI). Expulsó por roja directa a Conteras en el 82 y a Valdivia en el 90 cuando ya estaba en el banquillo.

A Del Bosque se le acumularon los problemas tras la pésima primera mitad de España. Al deseo de que los jugadores de Barça y Madrid firmen una paz duradera se unía el pobre juego del equipo, que despreció el fútbol durante 45 minutos en los que fue volteado por Chile, que se fue al descanso con una renta de dos goles ante la indolencia y la falta de actitud de un rival que no mejoraba la imagen ofrecida ante Italia.

Con Javi Martínez de central, Chile encontró un chollo, que tuvo su continuidad en la escasa aparición de Xavi. Tuvo que ser Iniesta el que metiera otra velocidad para que la campeona del mundo despertara y terminara por lograr el triunfo (3-2).

En tierras suizas, zona neutral por excelencia, España ofreció sus dos caras. Una vez más, el prestigio del combinado de Del Bosque volvió a verse amenazado. España despreció el fútbol en la primera mitad, en la que recibió una soberana lección de una selección que mezcló a la perfección el vigor con el fútbol.

Con la herencia de Marcelo Bielsa, la Chile de Claudio Borghi elevó sus prestaciones respecto al pasado Mundial de Suráfrica, una cita de la que le sacó España, hasta sacar los colores a un grupo de jugadores que en su terapia para encontrar la paz se olvidó del partido durante 45 minutos.

Todo lo contrario hizo Chile, que abrió el marcador con un gran disparo de Isla con la derecha (m. 10). Un tanto que premiaba la excelente puesta en acción del combinado suramericano frente a un rival que desafinaba en todas las líneas. Atrás, Javi Martínez se veía superado en cada llegada de los jugadores chilenos. En el centro del campo, Xavi no se dejaba ver y arriba Negredo, ayer titular en lugar de Torres, se quedó en el molde.

Solo David Silva emitía signos de vitalidad en un equipo plano, muy alejado de su estilo y proclive a la pereza.

DESCONCIERTO GENERAL En pleno desconcierto general llegó el segundo tanto chileno tras una pared entre el azulgrana Alexis y Vargas, que recortó a Casillas para marcar con la derecha a puerta vacía (m. 20).

Tampoco ese gol cambió la fisonomía de España, que vio cómo Casillas salvaba el tercero con una mano salvadora a disparo de Beausejour (m. 31). Luego Alexis culminó una contra con un disparo que se le fue arriba (m. 38). Un minuto después, Silva pudo marcar tras un rechace después de un derribo de Vidal sobre Negredo dentro del área que el árbitro no vio.

CAMBIO RADICAL Algo debió pasar en el vestuario en el descanso, donde seguro que no se habló de otra cosa que de sacar el orgullo y mirar la estrella que acredita a la selección como campeona del mundo.

El caso es que apareció otro equipo. Con Iniesta en efervescencia, España se puso a jugar al fútbol. Más aún cuando Cesc entró por Xavi y la maquinaria comenzó a engrasarse. Iniesta acortó distancias con un fuerte disparo con la derecha (m. 55).

Torres pudo empatar, pero tiró mal con todo a favor. No falló Cesc, que cerró un gran pase de Iniesta con un remate con la con derecha (m. 70).

En pleno dominio, llegó la pifia arbitral. El colegiado suizo pitó un penalti inexistente sobre Arbeloa. Lo lanzó Cesc, lo paró Bravo, pero el balón, tras tocar el poste, volvió al azulgrana, que marcó a placer (m. 91).

El encuentro acabó con bronca tras entrada sobre Iniesta. Arbeloa golpeó a un contrario y en el tumulto el árbitro decidió pitar el final de un encuentro en el que España lució su fútbol tras verse con el agua al cuello.