Los deportistas suelen ser alérgicos a definir como «fracaso» no conseguir un objetivo, pero Alberto Carbonell se saltó ayer la norma en su presentación como defensa central del Cacereño. «Vengo a intentar a ascender a Segunda División B, que es donde este club se merece estar. Se está haciendo un gran esfuerzo por traer jugadores de nivel y todo lo que no sea ascender puede ser un fracaso», dijo abiertamente.

Toda una declaración de intenciones de un futbolista todavía joven (26 años cumplirá en enero) y que busca su propia redención: se acaba de apear de la ‘rueda’ de la Segunda B (Getafe B, Eldense, Novelda, Jove Español y, la pasada campaña, Lealtad) para jugar en Tercera.

«Tengo mucha ilusión por estar en Cáceres. Vengo de unos años duros, con lesiones y descensos. Para mí es un nuevo reto», comentó.

Respecto a su perfil como futbolista, se definió como «muy agresivo». «Me gusta ir fuerte, pero eso no quita que me guste también tocar el balón. También voy bien por arriba», añadió.

Nacido en San Vicente de Raspeig (Alicante), aseguró que el Cacereño tiene un aficionado más: su padre. «Cuando jugaba en Asturias hacía ocho horas de tren para venir a verme. Aquí también va a estar siempre que pueda», contó.