La polifacética Carmen Castaño Cambero ha sido una jugadora histórica del Extremadura Arroyo de voleibol, pero este año no ha formado parte del primer equipo del club de Superliga 2 por cuestiones estrictamente profesionales. Esta ingeniera telemática trabajadora del Proyecto Jara, que coordina la información del Servicio Extremeño de Salud y que mezcla sencillez y extroversión a partes iguales, es protagonista de otro pulso al coronavirus desde la perspectiva de la solidaridad. Y lo hace desde el confinamiento en su pueblo.

Desde su Arroyo y pese al aislamiento social al que se ha visto obligada la localidad, Castaño ha comprado una impresora 3D, que le llegó la pasada semana, y desde entonces no para de fabricar adaptadores para aliviar la tensión de las gomas de las mascarillas. Muchas de ellas ya han llegado a la residencia de Arroyo de la Luz o a los hospitales cacereños Universitario y San Pedro de Alcántara, algunas transportadas a los centros sanitarios por su compañera y capitana en el equipo, Yohana Rodríguez, enfermera en la capital de la provincia.

Castaño va al origen y el contexto de una iniciativa de la que no quiere alardear. Más bien al contrario. «Desde el viernes 13 de marzo utilizamos el servicio remoto en el Proyecto Jara, para soporte y mantenimiento informático en todos los centros de salud extremeños. Somos un equipo grande, con muchísimo trabajo ahora localizados desde casa para que se gestione lo mejor posible esta crisis del COVID-19. Quiero agradecer el esfuerzo de todo el grupo para satisfacer necesidades y los cambios de la subdirección del grupo de información del SES, con un equipo siempre muy comprometido con profesionalidad y dándolo todo desde casa».

Sobre cómo decidió dar el paso adelante solidario, explica la ingeniera-deportista que «al principio entre semana teníamos tanto que hacer que no daba tiempo a nada, casi ni a pensar. El fin de semana estuve dedicada a pensar de qué manera podía ayudar a Extremadura. Ya sabía que había gente que imprimía viseras de forma totalmente altruista e investigando y estuve leyendo mucho a ver qué podía hacer».

‘SALVAOREJAS’ / A partir de ahí, y teniendo en cuenta que Arroyo «estaba aislado socialmente, conseguí una impresora 3D, que me llegó a tiempo el Jueves Santo. La monté y a partir de ahí decidí qué hacer, que fue lo más sencillo por ser una novata, teniendo en cuenta que a los sanitarios que llevaban ocho horas trabajando se les estaban haciendo heriditas detrás de las orejas. Alguien tuvo la genial idea de crear, como dicen por ahí, unos ‘salvaorejas’ con un adaptador».

Todo ello viene, relata Castaño, «de una gran comunidad que hay en Internet, aquí Extremadura Covid-19, con gente brillante que crea diseños y los comparte gratuitamente para que cualquier otra persona pueda imprimirlos».

En tres días, no paró la producción. «La primera tanda se la di a una amiga de Arroyo que está trabajando en una de las plantas de COVID del San Pedro». Además, cuenta, «me inscribí en una plataforma llamada Fuerza Arroyo que había creado el ayuntamiento y la idea es que se intentara abastecer a la gente de aquí. Hasta ese momento teníamos sobre 100 y hemos dado para la residencia, gente de algunos comercios… y el resto se lo han llevado a Cáceres con gente que trabaja en los hospitales, una de ellas Yohana, que ya tiene su tanda».

Fuera de su condición de profesional, sobre su condición de técnico de cantera explica estar orgullosa, pero no solo por el pleno de triunfos: «Este año no he podido seguir con el primer equipo porque mi trabajo me lo impedía, pero he seguido como entrenadora del equipo alevín. Tengo ocho niñas entre 11 y 13 años maravillosas, que son el ejemplo de constancia e ilusión en el trabajo. Las pobres se han quedado sin jugar el Campeonato de Extremadura después de una temporada espectacular, siendo primeras pero no podrán jugar ese campeonato. De vez en cuando hacemos videollamadas porque ellas lo están pasando mal porque tienen a gente que conocen o familiares afectados, de una forma u otra, y las pequeñas sienten mucho lo de sus abuelitos. Hemos intentando que se rían, que disfruten para que se evadan un poquito».

Incluso, revela, «hemos hecho algún entrenamiento dirigido por Judith Pérez (directora técnica del club extremeño), que está haciendo un trabajo espectacular, y elaboró unos videos y tareas para todas las niñas de la cantera». Incluso, la propia Judith ha puesto en marcha un juego de preguntas de voleibol para que las jóvenes canteranas compitan entre ellas. Es Carmen Castraño, corazón solidario.