«Lo mejor es que alguien a quien no conoces tenga un accidente, pierda un miembro y te llame para que le ayudes». Quini Carrasco Ávila (Cáceres, 1965) cumple 35 de sus 55 años años en el deporte paralímpico de élite, los últimos 10 en el triatlón (antes se había volcado en el atletismo) y cuenta su última vivencia personal con absoluto orgullo, remarcando que habían transcurrido apenas 15 días del grave problema de la persona a la que ha ayudado. La estadística, redonda, se nutre de una vida intensa en todos los sentidos y centrada, en la madurez, en una pelea constante contra sí mismo por superarse. «No tengo fecha para retirarme; eso dependerá de mi cuerpo», reitera cuando se le pregunta sobre cuándo parará de competir.

En 1985 tuvo el desgraciado accidente que le dejó sin un brazo, pero él siempre insiste en que, lejos de venirse abajo y hundirse, ello se ha convertido en una virtud que le ha permitido ser un deportista pleno, sin miedo al fracaso, con una autoconfianza a prueba de derrotas. «En total han sido 40 años dedicados al deporte, ya que con 15 años debuté en Segunda de baloncesto de la mano de Jesús Blanco, y con ilustres de este deporte en Cáceres como Rafa del Río, Juanjo Cerro, Rino o Sergio Mena, con los que estuve cinco años hasta el accidente. A partir de ahí cambió todo».

Carrasco lo guarda todo en su archivo. Las cifras de su trayectoria hablan de 54 medallas de oro, 33 de plata y 16 de bronce; tres diplomas olímpicos en otras tantas paralimpiadas; participación en 16 campeonatos del mundo, 16 de Europa y otros 18 eventos de carácter internacional. En su historial está haber sido elegido mejor deportista extremeño, Hijo Predilecto de Cáceres, Premio Extremadura del Deporte 2016, Mejor Deportista Absoluto 1995 o el Premio Espiga en categoría ‘Gracias’.

Escudriñando en su cargada hoja de servicios salen otros datos de interés con la coincidencia en los clubs locales: fue preparador físico y coordinador de la cantera del antiguo Cáceres CB; del Femenino Cáceres, también de baloncesto, en el que también ejerció de gerente; del Cacereño de fútbol en Segunda B; responsable de las escuelas deportivas de Cáceres. Además de ello, ahora ejerce como preparador físico en el Club Cabezarrubia, como antes en el Sototterra o diferentes vínculos con las instituciones y la Fundación Jóvenes y Deporte, donde es uno de los referentes.

Quini Carrasco está avalado por la estadística, pero en el fondo él insiste en que hay mucho más que eso. Que lo suyo es pura pasión por el deporte. Y como tal ejerce.