Norma Wick es uno de los rostros más conocidos en las retransmisiones de Canadá. Esta experta reportera cubre los partidos de los Toronto Raptors y dirige su propio espacio de debate en Raptors TV. Durante todo el lunes, Norma no paró hasta pactar un reportaje que se finalmente se grabó, el martes por la noche, en un conocido restaurante italiano. Se concertaba una cena con los dos españoles de la NBA: José Manuel Calderón y Pau Gasol. Que este canal dedique un reportaje a los dos compañeros de selección deja claro el interés que suscitó el partido.

No fue un hecho aislado. Todos los periódicos de Toronto publicaron reportajes sobre el duelo acompañados de fotografías de Calderón. El diario The Globe and Mail , por ejemplo, abría su sección de Deportes con el titular "Spanish Connection". La expectación no acabó con el partido. Al término del encuentro, Gasol y Calderón tuvieron que atender a los medios locales. El jugador extremeño, que hace poco más de un mes apenas hablaba inglés en público, respondió con soltura a preguntas televisivas.

Mientras el resto de compañeros evita dar explicaciones, Calderón no tiene problemas en tomar el mando también fuera de la cancha. El del miércoles fue el primer partido de Calderón que se televisó en España. Preguntado sobre si sentía algo especial al saber que su familia y sus amigos le habían visto, la respuesta del serón fue clara: "Salí a hacer lo mismo de siempre". Y lo mismo de siempre, como él mismo explicó a EL PERIODICO EXTREMADURA, consistió en "buscar al compañero que está solo".

Con valor

El problema fue que los supuestos especialistas de los Raptors anotaron, sin ir más lejos, un triple de 13 intentos. Jalen Rose, el hombre de los quince millones de dólares, anotó sólo dos puntos. Con este panorama, las siete asistencias cobraron mucho valor.

Gasol, que no jugaba ante Calderón desde la temporada 2000-2001 (Bar§a contra Alicante, con el Cáceres aún en ACB), disculpó al extremeño. "José ha hecho su trabajo. Ha pasado buenos balones, ha conducido bien al equipo y defendió fuerte", declaró el catalán. Aunque Gasol no quiso entrar a fondo en los grandes problemas de los Raptors, tampoco quiso irse sin morderse la lengua. "Con la actitud que han mostrado los Raptors, es difícil ganar. Cuando entras en una dinámica de 25 o 30 puntos el partido cambia de ritmo y ya no se juega igual"?, indicó el pívot de Memphis.

En Canadá, a diferencia de lo que sucede en EEUU, la gente sabe que España no está en Sudamérica, sino en Europa. Tras el partido, los fans de los Raptors ya identificaban los colores de la bandera nacional, ya que pudieron verse telas entre el público. En las gradas más al norte, un grupo de 20 estudiantes españoles se hizo notar entre la apatía.

Esta semana está siendo agotadora para el de Villanueva. El domingo llegó a Toronto al mediodía, tras salir a las siete de la mañana desde San Francisco, en la costa oeste de EEUU. A la llegada, Sam Mitchell no tuvo mejor idea que organizar un entrenamiento sorpresa. Tras dormir, por la tarde sufrió de nuevo una dolorosa derrota ante el alemán Dirk Nowitzki. El martes, el extremeño tuvo que compaginar entrenamientos con la visita de unos amigos de Madrid y el reportaje de Raptors TV junto a Pau Gasol. El miércoles tocó humillante derrota ante Memphis, y ayer partió con la expedición hacia Atlanta. Hoy juegan contra los Hawks, que con sólo dos victorias es el segundo peor.

¿Nuevo técnico?

Después, el de Villanueva se enfrentará a los New Jersey Nets y a los Washington Wizards, también fuera de Canadá. Si los Raptors pierden estos tres partidos, es probable que el 7 de diciembre, ante los Lakers, el base tenga que atender las órdenes de otro técnico.

Aunque no deja ser un novato con un mes de experiencia en la NBA, sobre Calderón descansa la difícil misión de dirigir un equipo nervioso. Ante Memphis, el Air Canada Center registró la peor entrada del año: menos de 15.000 espectadores. Gran parte se marchó antes de terminar el choque. Lo peor fue que los Raptors fueron abucheados por su gente, algo inhabitual en Toronto. El vestuario está convencido de que los malos resultados acabarán. Sin embargo, nadie parece encontrar la solución a la crisis. Por el momento, los jugadores más devotos (Mike James, Joey Graham) buscan una respuesta yendo a la misa que se celebra una hora antes de cada partido. Teniendo en cuenta que el equipo visitante también está invitado al ritual, no extraña que la ayuda divina tampoco llegue a los Raptors.