71- CÁCERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD: Jorge Sanz (3), Ferrán Ventura (13), Jeff Xavier (18), Paco del Águila (3), Sandi Marcius (7) -cinco inicial- Devin Schmidt (7), Fran Cárdenas (6), Roeland Schaftenaar (10), Sylvester Berg (4).

78 - LEYMA CORUÑA: Taiwo Badmus (5), Zach Monaghan (12), Osvaldas Matulionis (5), Javi Vega (3), Gary Mc Ghee (10) -cinco inicial- Dago Peña (15), Gaizka Maiza (2), Rolandas Jakstas (11), Justin Raffington (0), Romaric Belemene (7), Gedimidas Zyle ().

Marcador por cuartos: 5-20. 32-40 (descanso), 54-54 y 71-78 (final).

Árbitros: García, Terreros y Ávila. Eliminados: Zyle (min. 37). Marcius (min .38).

Incidencias: Partido de la octava jornada de la LEB Oro disputado a puerta cerrada en el Multiusos.

Ganarle a uno de los grandes de la LEB Oro después de 27 días sin competir era poco menos que imposible, aunque al menos el Cáceres Patrimonio de la Humanidad dio la cara durante tres cuartos ante el Leyma Coruña (71--78). El primero fue horrendo y resulta demasiado obvio culpar a la inactividad, ocasionada por la combinación entre el covid-19 (propio y ajeno) y los partidos de las selecciones.

Probablemente el propio equipo extremeño sabía que la misión era muy complicada y por eso accedió a jugar en la fecha prevista, este viernes, en lugar de hacerlo el domingo: más valía llegar con descanso extra al choque del próximo martes ante el Liberbank Oviedo, un rival teóricamente más asequible y de la ‘liga’ del Cáceres.

Habrá que remar mucho y bien para meterse entre los cinco primeros del subgrupo. Por momentos dio la impresión de que los cacereños están en pretemporada, con mucho más espíritu que piezas ensambladas. Suele decirse a estas alturas que «tiempo hay», pero en esta loca temporada lo que menos hay es eso.

Pésimo inicio

La noche empezó con tintes de tragedia. El Cáceres necesitó siete tiros y casi tres minutos para anotar su primera canasta, lograda con muchas dificultades por Ferrán Ventura. Hasta el final del cuarto, solo habría un acierto más, un triple de Fran Cárdenas. Lo demás, hierro, ‘agua’ y balones a la grada. Podría resultar indignante ver a un equipo fallar tanto, pero más bien generaba ternura. Casi un mes sin competir y apenas un par de entrenamientos para preparar este choque es algo que se paga sí o sí, al menos de inicio.

Los coruñeses hacían lo suyo, aunque tampoco estaban especialmente finos. Pero a la vista de la falta de norte de su rival, casi que no tuvieron más remedio que irse con una buena ventaja al final del cuarto (5-20) que ampliaron poco después (5-23).

Desde el banquillo solo había constantes rotaciones a la búsqueda de la fórmula perfecta y muchos gritos perfectamente audibles en el vacío del Multiusos. El propio Roberto Blanco se llevó el pase de alguno de sus jugadores.

Es una norma básica del baloncesto: ya que no metes, tienes que intentar que no te metan a ti. Así es que al menos la defensa mejoró y llegó por fin una racha positiva para los verdinegros gracias a robos en primera línea que terminaron en contrataques. Si a eso se le unía algo de acierto desde el perímetro, y Jeff Xavier apareció para ello, ya era posible pensar en la reconstrucción.

Tacita a tacita, la diferencia llegó a estar en siete puntos (29-36, min. 19) y quedó en ocho al descanso (32-40), todo un triunfo para la película de terror que se había visto de salida.

La fiesta que ejecutaba sobre todo Xavier continuó a la vuelta de vestuarios. Diez puntos prácticamente consecutivos suyos redujeron el hueco a lo mínimo (46-47, min. 26). Otro ‘killer’, Devin Schmidt, remató el trabajo con la primera y única ventaja cacereña de la noche (52-51, min. 29). Resultaba imaginarse el pabellón ‘boca abajo’ si en ese momento hubiese habido público, pero eso entra ya en el terreno de la distopía.

Al cuarto definitivo se llegaba con empate (54-54), lo que parecía garantizar un final de partido emocionante, pero no fue así en absoluto. El Leyma Coruña tiró de su mayor calidad --un hombre clave en el Cáceres recientemente como Rolandas Jakstas no es titular--y esta vez no fue magnánimo con los esfuerzos locales. Su bajón defensivo volvió a percibirse y no faltó la mala fortuna en alguna acción concreta, como un triple de Zyle contra tablero que supuso una losa psicológica. Los gallegos acumularon rápidamente una renta de 6-8 puntos que administraron con calma ante un oponente cada vez más desesperado al chocar con la realidad por segunda vez en la noche.

La ausencia de Etxeguren

Capítulo aparte merece la ausencia de Aitor Etxeguren, que no estuvo ni en el banquillo. El club no dio explicación alguna para no señalarle en ningún sentido, pero su baja parece confirmar lo que era un secreto a voces en el baloncesto local: fue él el jugador que dio positivo de covid-19 hace diez días.