Alberto Contador no va en broma. No es que hubiese dudas, que no las había, pero el ciclista pinteño demostró ayer, en la inauguración del Tour 2009, que era el más fuerte entre los grandes aspirantes a la victoria en París. El líder del Astana, en esto tampoco había dudas por mucho que alguien se empeñase en demostrar lo contrario, realizó una contrarreloj extraordinaria en el Principado de Mónaco y solo lo superó el campeón olímpico Fabian Cancellara, que hoy partirá con el jersey amarillo.

Vestido con los colores rojos y amarillos, como campeón de España de contrarreloj, Contador partió el antepenúltimo. Lo hizo después de Espartaco Cancellara y antes que Cadel Evans y Carlos Sastre, a quien la organización no le permitió vestir de amarillo, y que llegó a meta bastante enfadado por un problema en el casco que le impidió rendir como el quería. "Se me caía en los ojos", explicó. Sastre se abocó a la 21 plaza de la etapa, a la friolera de 1,05 minutos de la bestia suiza. Contador, en cambio, se ganó el jersey a topos, "el maillot de sevillanas", ya que fue el más rápido en la primera parte de la contrarreloj, siempre en ascenso, 9 kilómetros sin una recta de descanso, con lo que fue recompensado como primer rey de la montaña de la naciente grande boucle .

LAS CARTAS SOBRE LA MESA Pero es aquí cuando hay que hacer un punto y aparte. El más importante. Contador ya ha puesto las cartas sobre la mesa y ha dejado claro que no hay nadie en este Tour que sea capaz de ascender las cuestas tan rápido como él. Porque el Principado de Mónaco está rodeado de montañas, en las que hay que poner el plato pequeño y demostrar las habilidades como escalador.

Este Tour se ganará en las cumbres, en el Mont Ventoux o quizás antes, en los Alpes, porque los Pirineos --el primer asalto llega el próximo viernes en la etapa Barcelona-Andorra-- solo servirán para marcar el territorio y para que algún ciclista, como un decepcionante Denis Menchov (53º en la etapa, a 1,31 minutos de Cancellara), demuestre que sigue conservando la potencia que lo convirtió en el campeón del Giro. Y eso la sabe el astro de Pinto.

El, ayer, no quería demostrar nada a nadie. No tenía necesidad. La carretera situó a Lance Armstrong en la 10 posición de la etapa, nada mal para un corredor que llevaba tres años retirado. Contador dejó claro que es el principal candidato a la victoria en París. "Estoy muy contento --dijo--. El objetivo era distanciar a mis rivales en la general. Ahora podré correr con más tranquilidad. Y, además, no he querido arriesgar".

Queda todo el Tour. De momento, ha empezado de maravilla. De momento, Contador está feliz, ahora dispone de dos días de tranquilidad, hoy y mañana, jornadas donde los velocistas como Mark Cavendish, Thor Hushovd y Oscar Freire, que acaba de ser padre por segunda vez, iniciarán su particular pugna en las llegadas masivas. La etapa de hoy, entre Mónaco y Brignoles, es de 187 kilómetros y tiene cuatro pequeños puertos, aunque acabára en llano.

Contador ya ha dejado claro quién manda en el Astana. "Solo debo felicitar a Cancellara, porque es el mejor del mundo en las contrarrelojes. Ha sido más rápido en el descenso. Yo he preferido tomar las curvas con tranquilidad". Y eso que en el coche auxiliar del Astana viajaba Fernando Alonso, un gran admirador del corredor madrileño y conocedor, también, del asfalto que rodea el Principado de Mónaco.

EL EQUIPO DE RIIS Hoy Contador saldrá con el jersey de la montaña, sin la preocupación de perderlo, sin la obligación de defenderlo, y además su situación en la general permitirá al Astana relajarse de forma moderada, puesto que el Saxo Bank (la nueva denominación del antiguo CSC dirigido por Bjarne Riis) controlará la prueba, conocedor que el martes, en Montpellier, se disputa una contrarreloj por equipos en la que son favoritos y que de ganarla permitirá a Cancellara llegar de amarillo a Barcelona y mantener el jersey hasta las cuestas andorranas.