Lo mejor de la victoria del Cáceres Patrimonio de la Humanidad frente al Oporto (86-76) llegó en el último cuarto, cuando el anfitrión ofreció una excelente imagen en los dos lados de la cancha. Fue el Cáceres que quiere su entrenador, Ñete Bohigas, de cara a la nueva aventura en LEB Oro en el emblemático décimo año desde la fundación de la entidad.

Los locales tuvieron el problema extra de la lesión de Ragnar Nathanaelsson. El gigantesco pívot islandés pisó a un compañero en el último entrenamiento y se dañó seriamente el dedo pulgar de un pie. No hay fractura, pero eso le impidió jugar y se convierte en una preocupación más de la accidentada pretemporada verdinegra.

Como se sabía, tampoco pudo jugar otro interior de mucha importancia en la configuración de la plantilla, el croata Sandi Marcius. Eso se vio moderadamente compensado por la entrega de un jugador tan entusiasta como Zygmantas Riuaka (no es Rolandas Jakstas, pero promete) y por lo fino que ha llegado a la pretemporada Sergio Pérez, que enchufó los triples como si fueran tiros libres.

La primera parte divirtió a nivel ofensivo, con dos equipos muy desinhibidos, aunque también excesivamente despistados en defensa, permitiendo muchas canastas fáciles.

Muy agarrado a flashazos individuales, el Cáceres logró llegar al final del primer cuarto por delante (26-24), pero después perdió la iniciativa, sobre todo al verse sobrepasado en el juego interior. 43-47 al descanso.

El escenario no varió en el tercer cuarto, con el conjunto de Bohigas muy combativo, aunque escaso de recursos por momentos. Los lusos afrontaron los últimos diez minutos con una diferencia a favor muy similar (63-66).

EMOCIÓN FINAL / A esas alturas parecía asignado ya al Oporto el III Trofeo Turismo Provincia de Cáceres-Copa Ibérica, ya que había ganado una semana antes por una diferencia de 18 puntos en la cita de ida. Sin embargo, hasta habría un atisbo de emoción gracias a la ostensible mejoría de los extremeños.

Fueron unos minutos realmente buenos, con una defensa muy intensa en primera línea (ahí Guillermo Corrales es el rey) y mucho acierto desde el exterior, pese a que las fuerzas escaseaban. La emoción se encendió en la grada con la posibilidad de remontar la desventaja del primer partido y a falta de poco menos de dos minutos el resultado era de 83-70.

Hasta ahí llegaron las briosas aguas verdinegras. Un par de triples visitantes acabaron con cualquier posibilidad, pero el objetivo de dejar un buen poso de cara a lo que resta de pretemporada y al inicio liguero ante el Palencia se consiguió con creces. Lucha no va a faltar en el Multiusos.