Rafael Nadal y Novak Djokovic protagonizaron hace un año la final más larga de la historia del Open de Australia. El serbio necesitó cinco horas y 35 minutos para acabar con la resistencia del mallorquín y llevarse el título. Un año después de aquel épico partido, Nadal lleva más de seis meses fuera de las pistas y se ha visto obligado a renunciar a jugar la 100 edición del torneo en la que Djokovic vuelve a ser el gran favorito para defender el título y la hegemonía como número 1 mundial.

Un cuarto triunfo del tenista serbio en Australia, donde ha ganado el torneo en el 2008, 2011 y 2012, le convertiría en el primer tenista que logra tres victorias consecutivas desde que el legendario campeón australiano Roy Emerson sumara cinco títulos entre 1963 y 1967. Djokovic, que estrena nuevo modelo de raqueta en Melbourne, se presenta como el gran favorito después de recuperar al final de la temporada pasada el número 1 mundial.

El camino para conseguirlo parece más abierto que el de sus máximos rivales, el escocés Andy Murray y el suizo Roger Federer, que han quedado encuadrados en la zona baja del cuadro. Djokovic tendrá su primer rival duro si se cruza en unos hipotéticos cuartos de final con el checo Tomas Berdych, quinto favorito. En semifinales le podría esperar David Ferrer (número 4) o su amigo Janko Tipsarevic (8).

LOS ASPIRANTES Entre los 128 tenistas del cuadro final una vez más parece que Murray y Federer se presentan como los rivales capaces de frustrar el objetivo de Djokovic, aunque para conseguirlo, les espera antes una dura batalla en la que se cruzarán en semifinales. Los dos buscan reivindicarse en una zona del cuadro por la que también aparecen dos outsiders como el argentino Juan Martín Del Potro (número 6) y el francés Jo-Wilfried Tsonga (número 7) después de un sorteo muy descompensado.

Murray se presenta tras haber ganar el torneo de Brisbane y con la confianza de una temporada en la que ha acabado con sus fantasmas al colgarse la medalla de oro en los Juegos de Londres sobre la hierba de Wimbledon y conquistar su primer Grand Slam en el Abierto de Estados Unidos tras vencer, precisamente, a Djokovic.

Pero Federer también llega con un reto especial. El tenista suizo, ganador en cuatro ocasiones en Australia, a pesar de sus 31 años, se muestra capaz de repetir la victoria y conquistar el que sería su 18º Grand Slam especialmente después de la última temporada en la que conquistó el séptimo Wimbledon y dejó un récord estratosférico de 302 semanas como número 1 mundial. "Estoy preparado", ha asegurado. jugará el 53 Grand Slam de su carrera donde tiene el récord de finales disputadas (24), además del récord de victorias (287), por el momento.

FERRER LLEGA FUERTE Con la ausencia de Nadal, al que un virus estomacal y su lenta recuperación de la lesión de la rodilla le han hecho renunciar a jugar en Australia, David Ferrer se presenta como la gran baza española en Australia. El tenista alicantino, que alcanzó las semifinales el año pasado, figura entre los cuatro primeros favoritos después de una temporada extraordinaria en la que acabó el año con siete títulos. Para reafirmar su excelente momento de forma, Ferrer revalidó por cuarta vez el título en Auckland tras imponerse en la final al alemán Philipp Kohlschreiber por 7-6 (7-5) y 6-2.

Un triunfo que no le impide mantenerse con los pies en el suelo a la hora de valorar sus opciones. "No quiero plantearme ningún objetivo para Australia. Me siento bien y preparado, pero esto es un Grand Slam y los favoritos son otros", ha asegurado. Del resto de la armada española, Nicolás Almagro (número 10) y Fernando Verdasco (número 22) deberían optar a llegar a unos hipotéticos octavos de final.

LAS CHICAS Tras un final de temporada excepcional, Serena Williams se presenta en Melbourne como la gran favorita para recuperar un título que ha ganado en cinco ocasiones, la última de ellas en el 2010. A sus 31 años, lejos de pensar en la retirada, la actual número tres mundial sueña con lograr el Grand Slam. La última vez que una tenista ganó los cuatro grandes en un año fue la alemana Steffi Graf en 1988. Las rivales que tratarán de impedirselo serán la bielorrusa Viktoria Azarenka, última campeona, que se cruzará con ella en una hipotética semifinal, y la rusa Maria Sharapova.