Ocho victorias y nueve derrotas. Idéntico balance que el de hace un año cuando concluyó la primera vuelta de la LEB Oro. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad llega undécimo al ecuador de la liga regular con una mezcla entre el orgullo que supone estar en la pelea por entrar en los playoffs y el reparo que da afrontar las próximas semanas con las bajas de dos titulares por lesión (Rolandas Jakstas y Guille Corrales). El balance provisional también camina entre la dicotomía de un equipo sólido en casa y flojo a domicilio, donde solo ha ganado una vez en los últimos once meses.

Irregularidad en las rachas

La temporada, con unas expectativas superiores a la pasada gracias a, aparentemente, una plantilla más fuerte, no empezó de la forma soñada. A la altura de la quinta jornada el conjunto de Ñete Bohigas solo había ganado un partido, el de la segunda ante el Barcelona B (95-73). El resto fueron derrotas, unas ofreciendo una versión competitiva (81-73 en Manresa y 69-63 en Palma) y otras haciendo el ridículo (el dolorosísimo 57-71 en casa ante el Huesca y el 101-73 en Lugo).

La situación empezó a enderezarse ante el Clavijo (91-77) y, pese a la decepción en pista del Sammic (79-74) se encadenó entonces una buena racha (80-61 al Leyma Coruña, un valiosísimo 78-83 en Oviedo y el 84-75 frente al Ourense). El 85-65 en Valladolid supuso el inicio de un nuevo bandazo, que incluyó otros dos puñetazos ante Prat (60-82) y Lleida (91-67).

Los nervios no fueron a más gracias a la fiabilidad cacereña en el Multiusos. El calendario favoreció porque tres de los últimos partidos de la primera vuelta fueron en casa y se saldaron con sonrisa: vibrantes 89-85 ante Araberri, 75-73 ante Melilla y 71-68 ante Palencia. En medio se escapó de entre los dedos la victoria en Castellón ante el Tau (91-90 tras dos prórrogas).

Problemas de lesiones

Todo ello ha estado relacionado con los problemas físicos de varios de los jugadores, empezando por los de Nikola Rakocevic, al que una pretemporada dificultosa le impidió rendir en los primeros encuentros oficiales. De hecho, todavía falta por ver su mejor versión (está promediando 5 puntos menos que la temporada pasada y su porcentaje de acierto en el triple se ha reducido prácticamente a la mitad, del 41,2% al 23,3%).

La lesión más grave fue la de Pol Olivier, que se perdió un mes y medio de competición por lo que parecía una simple dolencia muscular que derivó a algo más serio. Eso dejó solo en la dirección a Guille Corrales, lo que empujó a un teórico escolta como Dani Martínez ejercer como su reserva. Ahora vuelve a pasar lo mismo porque quien se ha lesionado con un fortísimo esguince es Corrales, baja ante el Palencia y que se perderá otros dos o tres encuentros.

También preocupa lo que sucede con Rolandas Jakstas, en cuyo regreso se habían puesto muchas esperanzas. Pero sus persistentes dolores en la rodilla le han hecho perder peso en el juego respecto al interior emergente que era hace dos años. Ahora va a recibir descanso durante al menos un mes, lo que se espera que sirva para relanzarle. En la 2015-16 promedió 14,7 de valoración y en esta, 9,8.

Otra vez fiados al triple

Como ocurrió en muchos momentos de la campaña anterior, el Cáceres sigue fiando gran parte de sus opciones al triple. Sin Sandi Marcius, que ejercía de contrapeso, se ha dado mayor responsabilidad a los tiradores, que lanzan desde la línea de 6,75 una media de 26,4 veces por encuentro, solo superados por muy poco por el Iberostar Palma. El 35,8% de acierto es el sexto mejor de la LEB Oro, lo cual no está mal. Seis de los diez profesionales de la plantilla lo intentan más de tres que de dos.

Pese a que pretendía hacer un juego más equilibrado, la propuesta de Bohigas apenas ha cambiado, con ritmo alto en muchos momentos para aprovechar las rachas ofensivas. Anota 75,9 puntos y encaja 78,8, números parecidos a los que se registraron al final de la pasada temporada (75,5 y 81,3). La defensa sigue comunicada con el acierto, con la impresión general de que, cuanto más se acierta con el aro rival, más concentración hay en el propio.

Sin jugadores indispensables

Lo que sí ha cambiado es que ya no se depende de un solo hombre para prácticamente nada, aunque sí esté habiendo algunas individualidades interesantes. Resulta llamativo que haya que descender al puesto 28 de la liga para encontrar al jugador del Cáceres más valorado: Guille Corrales con 12,3. Sus altos promedios en asistencias (5,5, segundo del a LEB Oro) y robos de balón (2,8, líder) le colocan como la pieza de mayor peso estadístico.

Warren Ward, un hallazgo bastante atinado durante este verano, es noveno en anotadores (14,1 puntos por encuentro). Mientras, Robertas Grabauskas está el 40º en rebotes (4,7), Ola Keshinro, séptimo en tapones (1) y Sergio Pérez, noveno en porcentaje de triples (43,7%) a sus 38 años.

Poco para la cantera

Desde el club se le suele reclamar a Bohigas que utilice más a los canteranos más allá de los entrenamientos, pero resulta muy complicado encajarlos en momentos en los que los partidos no estén ya decididos. Vieux Kasse ha visto la pista en cinco encuentros, pero solo un total de cinco minutos exactos. Menos aún jugaron Edu Recio (tres y 3:38) y Santi Parras, que se marcó el lujo de anotar dos triples en 1:56 en lo que por ahora es su única aparición.

De momento, la vinculación con el Jaguarzo Adepla, de Liga EBA, tampoco está trayendo dividendos a corto plazo, aunque sí en los entrenamientos. El argentino Franco Acosta acumuló 4:05 en tres partidos y Pablo Gracia fue convocado el pasado domingo ante el Palencia, pero no llegó a jugar.