Si alguien hubiera filmado el comportamiento de las aficiones del Extremadura y el Badajoz en la jornada de ayer, podría haber grabado el manual perfecto sobre cómo debe ser el comportamiento de los seguidores en un derbi de máxima rivalidad regional. Fue, sencillamente, para quitarse el sombrero. Ni un solo problema, ni un mal gesto o comentaria, ni un ápice de polémicas. Simplemente, de chapeau.

Desde primera hora del mediodía se citaron los aficionados de ambos conjuntos en el Bar Atmosphere, un establecimiento de la localidad donde se vivió un encuentro y almuerzo conjunto entre peñas de ambos clubes. La fiesta, con café incluido, se prolongó hasta la entrada en el estadio y allí vivió su culmen perfecto. Resultado y ánimos al margen, eso nunca deja a todos contentos, ambas aficiones se abrazaron en muestras de cariño desde los prolegómenos al partido.

Los acordes del himno de Extremadura se cantaron con bufandas al viento y el primer gesto precioso lo tuvo la afición del Badajoz que copó el fondo Sur del Francisco de la Hera. Antes del choque, comenzó a entonar el ‘Ale Extremadura, ale, ale’ y fue entonces cuando la afición del Extremadura se levantó para gritar al unísono: «¡Badajoz, Badajoz!».

Mientras la bola estuvo rodando, cada uno defendió a capa y espada sus colores, pero siempre con un respeto casi inusual en este tipo de encuentros. Al acabar el partido, con la afición blanquinegra abatida, las peñas del Extremadura volvieron a entonar el grito del Badajoz y éstos replicaron con el grito del Extremadura para una comunión perfecta.

Ya en sala de prensa, Marrero pidió «perdón» en nombre del equipo por la imagen del Badajoz en la primera parte. Considera que a su equipo le sigue faltando acierto de cara al ataque.

Por su parte, Manolo Ruiz consideró muy justa la victoria y dijo que con la alineación vista «se desmontan muchas opiniones que hay por ahí» sobre quién hace las alineaciones y sobre quien dice que tiene que jugar y no. Alabó el trabajo de los que salieron de inicio y que han estado esperando una oportunidad.

El derbi acabó en abrazos y evidenció que la relación entre Extremadura y Badajoz, es un ejemplo para todos.