El escenario es el mismo, pero la situación es muy distinta. Nueve años atrás, Juan Carlos Ferrero estaba en el Palau Sant Jordi con la ilusión de debutar en una final de la Copa Davis, en la que acabaría dando el punto con el que España ganó su primera ensaladera ante Australia al vencer a Lleyton Hewitt por 6-2, 7-6 (7-5), 4-6 y 6-4. Ahora vuelve a estar en el lugar donde consiguió ese éxito pero en un papel, de momento, menos decisivo. "Es el retorno del Jedi", bromea, muy cerca de la zona de la pista en la que en el 2000 logró el punto de la victoria y todos sus compañeros se lanzaron sobre él, tumbado en el suelo.

"Los recuerdos son muy lejanos. Hace demasiado tiempo de aquello. Fue emocionante y lo pasamos mal antes de ganar, de eso sí que me acuerdo. Mis partidos con Rafter y Hewitt fueron muy duros", explicaba.

Albert Costa lo ha convocado como el jugador reserva, el quinto hombre. El capitán español, compañero de equipo en el 2000, le ha pedido que les ayude a preparar la final contra la República Checa y que pueda estar preparado para jugar si hay alguna baja de última hora.

A sus 29 años y clasificado el 23º del mundo, Ferrero es una garantía. No es la primera vez que tiene que apagar fuegos. Lo hizo en Marbella cuando Costa le convocó a última hora después de que alcanzara los cuartos de final en Wimbledon: ganó el punto decisivo contra Alemania al vencer a Andreas Beck. Y también en Murcia, en la semifinal contra Israel, para suplir las bajas de Nadal y Verdasco, lesionados.

"Estoy aquí para ayudar en lo que haga falta y estoy listo por si pasan cosas que no queremos que pasen, pero esto es diferente a estar entre los cuatro convocados para la final", decía Ferrero tras un duro entrenamiento con Nadal.

"Para mí, Juan Carlos es uno más del equipo y me habría gustado también que estuviese con nosotros Tommy Robredo porque ellos también nos han ayudado a llegar a la final", añadía Costa.

Robredo descartó su presencia para poder descansar porque acabó su temporada hace apenas 10 días, cuando jugó la final de dobles del torneo de París. Ferrero, en cambio, sí que aceptó.