Puede que a la hora que se juegue el partido frente a Italia (17.45 horas, Cuatro), la selección española tenga ya en su bolsillo el billete para los cuartos de final del Eurobasket sin necesidad de jugar. Eso pasaría por el triunfo de una emergente Croacia frente a Grecia en el partido que abre hoy la última jornada de la segunda fase. Pero se trata solo de una posibilidad con la que ni el seleccionador Juan Orenga ni los jugadores quieren especular.

Saben que el partido frente a Italia se ha convertido casi en una final, la primera de las cuatro que les queda en Liubliana, y esa es la mentalidad con la que lo afrontarán, aunque en caso de derrota, solo una combinación podría dejar fuera a España: los triunfos añadidos de Grecia y Eslovenia en la jornada.

"Tenemos que ganar a Italia, estemos o no clasificados. No podemos perder la concentración ni dejar de seguir creciendo en nuestro juego cara a los cuartos de final", subrayó ayer el seleccionador. España llega a este clásico que marcó el baloncesto europeo en los años 80 y 90 con "buenas sensaciones", según Orenga, tras recuperar a Sergio Llull, descartado en el último partido por problemas físicos, y reforzado anímicamente por el triunfo frente a Finlandia, que sirvió al extremeño Calderón para ejercer el liderazgo y arrastrar al equipo con 23 puntos.

También Italia lo afronta desde una posición ideal: sin ninguna presión, con la plaza para cuartos ya garantizada, y con un bloque cargado de confianza por su trayectoria en el torneo y la posibilidad de reivindicarse frente al campeón europeo.