La carrera de MotoGP se acabó convirtiendo en un auténtico ejercicio de fuerza entre los dos participantes que más poderío han mostrado en el inicio del campeonato y que, entre ellos, se reparten todas las victorias de lo que va de campeonato.

Tanto Rossi como Gibernau dejaron claro que ellos eran los únicos aspirantes al triunfo casi desde el mismo momento en que se dio la salida, ya que en la apurada de frenada de final de recta ellos eran los que marcaban la pauta a sus rivales, que en apenas unas vueltas sucumbieron estrepitosamente al tremendo potencial de sus enemigos.

Hay una circunstancia que puede resultar significativa de aquí en adelante y es el hecho de que Rossi, que ganó el gran premio de su casa la pasada semana en Mugello (Italia), le ha asestado un severo correctivo a Sete Gibernau, ya que el piloto de la Movistar Honda quería resarcirse de esa derrota con una victoria determinante en el gran premio de su casa, justo el siguiente, ahora en Montmeló.

Y lo cierto es que no hubo más protagonistas de la carrera que Rossi y Gibernau pero cuando todos los aficionados españoles esperaban que su piloto estuviese estudiando a su rival para asestarle el golpe de gracia en la última vuelta, sucedió todo lo contrario, pues a dos giros del final el campeón del mundo italiano sacó su casta a relucir, se colocó líder y sentenció.

Los otros pilotos españoles estuvieron a un nivel óptimo. Carlos Checa finalizó en la cuarta posición, mientras que Rubén Xaus terminó en una muy meritoria sexto plaza.