Jiri Okac vuelve. En realidad, nunca se ha ido. Pero para muchos sigue resultando connovedor encontrárselo estos días por Cáceres, la misma ciudad en la que, hace ya casi 15 años, abanderó el increíble ascenso del equipo de baloncesto a la Liga ACB.

El gigantesco pívot checo, de 43 años y aún en activo en el Autocid Ford Burgos de la Liga LEB, pasa estos días en un sitio que nunca le ha olvidado. ¿Cómo hacerlo? Esas greñas rubias y esos 217 centímetros de estatura son un icono reconocible al máximo en la canasta cacereña. La inmensa mayoría de los jugadores que vistieron de verdinegro en las once temporadas en la ACB no dejaron su huella y prácticamente ninguno ha vuelto tras marcharse.

Con Okac todo es distinto. Hasta los jóvenes que no le vieron jugar tuvieron una segunda oportunidad hace apenas dos años, cuando regresó a un Cáceres herido en su economía también en la LEB.

Dolido

Está feliz de regresar su segundo hogar , a un sitio en el que se siente tan cómodo como su Brno natal. Juanjo Rubio, el fisioterapeuta con el que trabó amistad en la histórica temporada 1991-92, le acoge en su casa. "Como no teníamos muchas vacaciones, he preferido venir aquí a pasar estos días. Para mí sigue siendo muy especial Cáceres y su gente. Todo el mundo me conoce y me recuerda el ascenso", contaba ayer a este diario.

Eso sí, hay un poso de tristeza cuando se comenta la situación del baloncesto masculino local. "Me parece increíble y me da mucha pena que no haya un equipo aquí, con lo que ha sido el Cáceres CB en la ciudad. Hay que hacer algo", agrega. Entre risas, medio en broma medio en serio, apunta que lo único que retrasaría su retirada al final de esta campaña sería "que Cáceres volviese a tener un equipo". Seguro que se lo comentó a Lázaro García, concejal de Deportes y otra de sus amistades cacereñas.

Unos problemas en el hombro le amargan la temporada en Burgos, adonde le llevó Ñete Bohigas, segundo entrenador en la temporada del ascenso. "Ahora voy a ver si Juanjo me da unos masajes de los suyos y puedo volver a jugar bien y ayudar a mi equipo. Hay que salir de abajo", explica en un español casi perfecto.

Seguro que no será la última oportunidad de saludarle y recordar viejos y buenos tiempos con él, actor fundamental de una gesta irrepetible.