La pasada semana os contaba mi experiencia en Cáceres con los entrenadores extremeños que se acercaron al Centro extremeño de Tecnificación de la Ciudad Deportiva.

Para ésta me guardaba algo más especial, la experiencia que compartimos con los chicos y chicas que se alojan y entrenan en la residencia de deportistas, con los atletas. Nos esperaron pacientemente para comer mientras nos enseñaban las instalaciones. Era la primera vez que entraba en un edificio que había visto proyectar y construir.

En la cena, las primeras conversaciones intranscendentes, los primeros comentarios en un ambiente distendido. A algunos los conozco de coincidir en competiciones, otros en los torneos de federaciones, algunos nos seguimos en Twitter. Tras la cena, de nuevo en la residencia, los chicos, instados por Pedro Talavera y Javier Brazo, cabezas visibles de la Federación Extremeña de Atletismo y su plan de tecnificación, nos vimos ante una auténtica batería de preguntas.

Javier Cienfuegos, Javi Alves y yo, sentados frente a ellos, a la misma altura, respondíamos a sus preguntas, reflexionábamos sobre por qué nos gusta nuestro deporte, qué nos marcó para seguir practicándolo, cómo disfrutamos de un Mundial de Atletismo, algo que para algunos de ellos es, a estas alturas, un sueño, como para nosotros hace unos años.

Pero más allá de anécdotas, de pequeñas historias autobiográficas, algunas risas, tuve como pocas veces esa sensación de convertirme, convertirnos, en una referencia. Aquella sala fue, por un momento, un matraz en el que, calentado al fuego lento de la cercanía y la sencillez, transmitimos a esos chicos y chicas mensajes que creo que calarán. Fue una experiencia bonita y enriquecedora, en la que uno toma conciencia de que él pudo ser uno de esos chavales hace 10 o 15 años y lo que hubiera significado una experiencia como esta.

Aún recuerdo lo feliz que me sentí cuando un gran atleta, Juan Francisco Sánchez, campeón de Europa junior de 20km en ruta en 1992, nos ayudó a Raúl Mimbrero y a mí a intentar hacer la mínima para el Campeonato de España en categoría cadete en 1993 en Villanueva de la Serena. Raúl la logró; yo no, pero admiré y admiro a ese atleta.