La explosión de un cuadro eléctrico en la zona de oficinas del estadio Iberostar, que será esta noche escenario del partido España-Bielorrusia (22.00 horas, Tele 5), causó heridas muy graves a dos trabajadores, con quemaduras en el 70% y 60% de su cuerpo, y leves a un tercero. Uno de los heridos fue trasladado anoche en un avión ambulancia al hospital Vall d´Hebrón de Barcelona. Aunque en principio se llegó a especular con el cambio de estadio y de ciudad para la celebración del encuentro, al final hasta pudieron llevarse a cabo en el estadio del Mallorca los entrenamientos de las dos selecciones en la tarde de ayer. Bielorrusia lo hizo todavía con luz natural y la selección española a partir de las siete y media de la tarde, ya con luz eléctrica, aunque los jugadores llegaron vestidos con el traje de faena porque en los vestuarios aún no se había podido solucionar la avería.

Eran las tres y cuarto de la tarde cuando tuvo lugar la explosión que hirió a los tres trabajadores que manipulaban la instalación con la finalidad de aumentar la potencia eléctrica del estadio para el partido de esta noche. A falta del informe definitivo de la policía científica, que tuvo acordonado el lugar durante horas, parece que el estallido se produjo al saltar el cable de generación portátil en el cuadro eléctrico en el que trabajaban los operarios, aunque la confusión fue el denominador común durante casi toda la tarde. "El empalme de los generadores se hace normalmente sin corriente eléctrica y parece que se ha podido caer algo y provocar la explosión", declaró ayer Jorge Pérez, el secretario general de la Federación Española de Fútbol (RFEF), que recibió la noticia y las primeras explicaciones por parte del director general del Mallorca, J. María Durán, durante una comida con los periodistas.

SIN SUMINISTRO Eran las tres y media pasadas y los heridos, de 31 y 27 años los más graves, habían sido trasladados al hospital Son Espases y nada relacionado con el suministro eléctrico funcionaba: ni tornos, ni sistemas informáticos, ni video-marcadores ni por tanto la imprescindible UCO (unidad de control organizativo) y sus cámaras para la seguridad.

En esas condiciones era inviable la celebración del partido, pero en ningún momento el secretario general de la RFEF llegó a expresar verdadera preocupación al respecto, y más después de que desde el club mallorquín se le hiciera saber que había un generador de reserva con el que quedaba garantizado el suministro eléctrico con 30 horas por delante para dejar todo a punto.

"Los daños materiales están identificados y se va a poder solucionar a tiempo. Las dos selecciones van a poder entrenarse allí y el partido va a poder disputarse con normalidad en Son Moix, pero lo verdaderamente importante es el estado de los dos heridos graves. Eso es lo peor de todo", afirmó Pérez después de haber empezado a sondear la posibilidad de que ambas selecciones tuvieran que ir a ejercitarse a la ciudad deportiva Antonio Asensio. También, aunque lejana, la de tener que trasladar el encuentro a Barcelona o Valencia, con todos los problemas logísticos que eso hubiera provocado. "El partido no corre peligro, en absoluto. No estamos trabajando en un cambio de fechas. Lo único que hay que lamentar es el estado de los heridos", afirmó después Jorge Carretero, portavoz de la RFEF.

Una hora y media más tarde, sobre las seis y cuarto, la selección bielorrusa comenzó a entrenarse con luz natural sobre el césped del Iberstar. Y las siete y media apareció la española para hacerlo ya con luz eléctrica, aunque a lo largo de la sesión se produjeron dos apagones parciales para sorpresa de los jugadores y del entrenador español, que por la mañana había expresado la necesidad de que los futbolistas no tuvieran motivos para distraerse.

La jornada acabó así, pero había comenzado con la visita a la ciudad deportiva de Las Rozas de los vampiros de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte a las seis de la mañana para sacar sangre y orina a 12 internacionales.