Otra vez cinco sets. Otra vez la mejor épica de Wimbledon. Otra vez un partido entre dos campeones geniales que merecían ganar la final. Un duelo tan excepcional como injusto. Ni el mismo Woody Allen, ayer en el palco, había tenido la oportunidad de ver en directo un partido real y tan parecido al guión de Match point . El punto de la victoria de Roger Federer sobre Andy Roddick por 5-7, 7-6 (8-6), 7-6 (7-5), 3-6 y 16-14 no se decidió por una bola que tocase la cinta y cayera al otro lado de la pista como en la película pero no por eso tuvo menos emoción.

La victoria y la derrota estuvieron balanceándose de un lado al otro de la pista durante 77 juegos (nuevo récord del torneo) y en el quinto set más largo de la historia hasta que Roddick disparó su última derecha un metro lejos de la línea de fondo. Entonces sí, entonces Federer pudo dar el salto de su vida para ser considerado el mejor tenista de la historia al menos por los récords que ha batido. Federer gritó "¡Yes!". Acababa de conseguir su triple misión. Reconquistar Wimbledon, recuperar el número uno mundial y batir el récord de Grand Slams que compartía con Pete Sampras con 14 títulos. Desde ayer tiene uno más.

No lo tuvo nada fácil. Roddick luchó durante 4 horas y 16 minutos para evitar que consiguiera esa misión. "Lo siento, lo intenté" le dijo al final del partido a su compatriota Sampras, presente en el palco junto a Manuel Santana, Rod Laver, Ilie Nastase y Bjorn Borg, invitados para la ocasión. Nunca antes Roddick había tenido la victoria más cerca ante un rival al que solo había ganado en dos ocasiones de las 18 veces que se habían enfrentado. Su cara de desolación, con la gorra calada hasta las orejas, mientras veía la fiesta de Federer sentado en la silla de jugador delataba una decepción que no pudo recompensarle ni la larga ovación que los 15.000 espectadores le dedicaron tras recibir el plato como finalista. Por tercera vez como había pasado en el 2004 y el 2005 el tenista estadounidense se tuvo que rendir a un rival que a lo largo de su carrera le ha impedido muchos éxitos.

"INCREIBLE RIVAL" Federer fue el primero en reconocer su mérito. "El año pasado ya jugué una final extraordinaria con Rafa (Nadal) y hoy puedo asegurar que ha sido igual o mejor. He ganado un increíble partido ante un increíble rival", aseguró el suizo tras recibir la copa de campeón del manos del Duque de Kent. Federer sabía lo que le había costado ese triunfo. Roddick lo tuvo contra las cuerdas cuando le arrebató el primer set y dispuso de cuatro bolas de break para apuntarse el tie break de la segunda manga. Federer salvó esa situación in extremis y ganando seis puntos seguidos pasando del 2-6 en contra al 8-6 a favor. La ansiedad traicionó a Roddick en ese momento. Igualado el marcador a un set parecía que Federer iba a recuperar el mando del partido cuando se apuntó la tercera manga también en el tie break (7-5).

Cualquier se habría entregado. Pero Roddick se mantuvo con la misma agresividad y valentía que le había llegado hasta la final. El estadounidense había eliminado en los dos anteriores partidos y en cinco sets al australiano Lleyton Hewitt y al escocés Andy Murray, ídolo local. Se sentía fuerte para conseguirlo y lo estaba demostrando. Así volvió a igualar el marcador al apuntarse la cuarta manga rompiendo por segunda vez el servicio de Federer (3-1) para forzar un quinto set que pasará a la historia como el más largo nunca jugado en las 123 ediciones del torneo. Un toma y daca de 95 minutos y 30 intensos juegos en los que Federer y Roddick defendían su saque con la misma intensidad con la que intentaban romper el del otro sabiendo que el primero que lo lograra levantaría la copa. Un duelo de saques que permitió a Federer batir con 50 aces el récord de Wimbledon que había conseguido el croata Ivo Karlovic con 47. Un pulso de fuerza que no se rompió hasta que Federer aprovechó el primer match ball del partido para sentenciar su triunfo. Una victoria que le coloca de nuevo en el primer puesto mundial con 11.220 puntos y 485 por delante de Rafael Nadal que no pudo defender su posición ni su título de campeón del año pasado por sus problemas en las rodillas. A Nadal le queda el honor de ser el único tenista que ha ganado a Federer en las cinco finales que ha disputado, tres en Roland Garros, una en Wimbledon y este año en Australia.

Pero eso a Federer ahora no debe importarle. Ayer engrandeció su leyenda; sufrió lo indecible, pero la historia le llamaba. El, tras un sufrimiento indecible, logró llegar a tiempo a esta cita.

El enfrentamiento de ayer en la pista Central de Wimbledon entre Federer y Roddick se ha convertido en la final con más juegos en una Grand Slam de toda la historia del tenis con 77, superando el anterior récord, que se dio en el Open de Australia del año 1927, hace 82 años.

El partido lo disputaron G. Patterson y J. Hawkes y se alargó durante 71 juegos, con un resultado final de 3-6, 6-4, 3-6, 18-16, 6-3.