Media catalana con jamón y unos zumos de naranja en la terraza de El Pato bajo un delicioso sol matinal de octubre. Risas y algunas confidencias. Dos tipos felices de jugar y triunfar por fin en casa. Son José María Panadero y Juan Sanguino, cuyo papel en el exitoso Cáceres 2016 --que mañana visita al Santa Pola-- va más allá de lo espiritual: están corroborando con buen juego y grandes estadísticas que este equipo puede aspirar a todo con ellos como protagonistas. La emblemática Torre de Bujaco es testigo de sus reflexiones y de la pasión que sienten por sus piedras y sus gentes.

Entre ambos hay demasiadas similitudes como para no juntarles a analizar lo que les está pasando. Toda su nostalgia durante los años en los que jugaron en sitios dispares la expresa perfectamente Panadero: "Cuando volvía a Cáceres y veía al Pitoño o al Batería por la calle tenía una sensación especial, como de que ya estaba en casa y de que aquí se vive como en ningún sitio".Sanguino y Pana son los hombres de la semana en la ciudad. Uno viene de hacerle 24 puntos al Tarragona y el otro acumula diez de once en triples en lo que va de competición. "Yo sabía lo que podía hacer en este equipo y en esta categoría. A lo mejor la gente que me ha visto jugar poco no tanto, pero yo estoy contento", argumenta el pívot, que advierte que para un interior como él "la LEB Plata es más complicada porque los jugadores a los que te enfrentas son más pequeños y el arbitraje no nos protege".Quedar para las feriasAhora recuerdan las veces en las que, en un Ourense-León o en un Gandía-Huelva, se encontraban y charlaban, sobre todo de verse en las ferias de mayo y quizás de compartir proyecto algún día. Cuenta Sanguino que se conocen "desde siempre". Aunque Panadero es tres años mayor, ambos empezaron en el Colegio Extremadura y después se incorporaron a la cantera del extinto Cáceres CB, en cuyo primer equipo nunca llegaron a jugar con continuidad en la Liga ACB. "Está claro que nos hubiese gustado disfrutar antes del baloncesto aquí, pero eso ya es el pasado. Nos ha tocado ahora y estamos en ello", destaca Panadero, definido simpáticamente como el gruñón del vestuario.¿Y las metas? Cuesta sacarles algo más que aquello de que "hay que ir partido a partido". "Es fantástico que la prensa y la afición nos pida subir a LEB Oro. Cáceres merece un equipo ahí, por lo menos. Yo siempre juego para ganar, pero en el vestuario nunca tenemos que perder el realismo y la capacidad de trabajo que hemos tenido hasta ahora", afirma Panadero. "La clave del equipo está siendo que tenemos una gran unidad entre todos nosotros. No hay jugadores descontentos y todos sabemos nuestro papel", explica. El ejemplo más claro es, según él, David Patten: "No es un americano que necesite jugarse todos los balones. Esperemos que la semana que viene vuelva con nosotros", afirma.La felicidad también es común cuando miran a la grada. "Tener 2.700 aficionados en un partido de LEB Plata es como para sentirse unos privilegiados. Esperamos que la gente siga respondiendo como lo ha hecho hasta ahora y que todos sigamos creyendo y unidos cuando vengan las derrotas", apunta Sanguino.La comparación con Enrique Fernández y Miguel Angel Reyes, otros dos cacereños que se hicieron baloncestistas profesionales lejos de su ciudad y luego volvieron, resulta inevitable. "Espero llegar algún día a ser la mitad de lo que fue Enrique, una persona que me ayudó mucho cuando yo era un junior", dice Panadero, que aun así apostilla que

Pana "Yo sabía lo que podía hacer en este equipo y en esta categoría. A lo mejor la gente que me ha visto jugar poco no tanto, pero yo estoy contento", "la LEB Plata es más complicada porque los jugadores a los que te enfrentas son más pequeños y el arbitraje no nos protege".

"desde siempre"."Está claro que nos hubiese gustado disfrutar antes del baloncesto aquí, pero eso ya es el pasado. Nos ha tocado ahora y estamos en ello", el gruñón

"hay que ir partido a partido". "Es fantástico que la prensa y la afición nos pida subir a LEB Oro. Cáceres merece un equipo ahí, por lo menos. Yo siempre juego para ganar, pero en el vestuario nunca tenemos que perder el realismo y la capacidad de trabajo que hemos tenido hasta ahora", "La clave del equipo está siendo que tenemos una gran unidad entre todos nosotros. No hay jugadores descontentos y todos sabemos nuestro papel", "No es un americano que necesite jugarse todos los balones. Esperemos que la semana que viene vuelva con nosotros",

"Tener 2.700 aficionados en un partido de LEB Plata es como para sentirse unos privilegiados. Esperamos que la gente siga respondiendo como lo ha hecho hasta ahora y que todos sigamos creyendo y unidos cuando vengan las derrotas",

"Espero llegar algún día a ser la mitad de lo que fue Enrique, una persona que me ayudó mucho cuando yo era un junior", "las circunstancias de sus regresos y son bastante distintas".