Cuentan que jugadores, técnicos y directivos del Cacereño, con protagonismo obligado para el ya popular aficionado y colaborador del club Francisco, acabaron la inolvidable noche del martes en la sala Velvet, en el corazón de La Madrila. Había que celebrar la clasificación para la segunda ronda de la Copa del Rey tras ganar 1-0 al Alcorcón en el Príncipe Felipe.

No era para menos. En un club en el que las alegrías se espacian más de lo que a su sufrida hinchada le gustaría, darse un gustazo así es para mover el esqueleto a ritmo de electrobachata si es preciso. Los más prudentes terciaban: «Ojo que el sábado tenemos liga, que viene el Fuente de Cantos». Sí. El ‘teatro de los sueños’ que fue el estadio el martes volverá a su vestido habitual ‘de Tercera’, aunque algo queda. Y algo quedará.

En el sorteo del viernes lo más probable es que corresponda un Primera que oxigenará las cuentas de un CPC que ha invertido mucho en su ‘casa’ para poder acoger la Copa y tiene la idea de seguir haciéndolo.

En Velvet uno de los más aclamados fue Gustavo Berraco, autor del único tanto ante el Alcorcón. El centrocampista asumía con naturalidad y orgullo la oleada de felicitaciones. «Ha sido un partido más o menos como esperábamos. Lo hemos sabido jugar muy bien, le metimos intensidad y les igualamos en ritmo. Hemos aprovechado lo poco que hemos tenido y hemos sabido defenderlo ante un equipo de Segunda», analizaba. Es curioso que sea un jugador cuya especialidad no es precisamente encontrar portería (dos tantos en 38 partidos la pasada campaña) el que decidiese. Según contaba, se le ponen «los pelos de punta» cuando recuerda el momento. «Ha sido muy bonito, muy especial. Hacer historia en el club con un gol que supone tanto me alegra mucho. A Teto le estaban cerrando el tiro y yo me fui hacia la frontal. He buscado el palo largo, pero ha rebotado en un rival y ya me ha dado igual por dónde entrara», añadía.

Casi con rabia, sostenía que «nos lo merecíamos» y se deshacía en elogios hacia el público: «Espectacular. No tiene nada que ver con lo habitual. Se sentía dentro del campo cómo apretaba la afición. No es lo mismo. Una grada así te empuja, te ayuda para llegar a algún balón».

«Hay que afrontar el próximo rival que nos toque con la misma mentalidad. Cuanto mejor sea, más bonito será. Pero no tenemos que olvidar la liga. Con este formato, la Copa es muy atractiva y puede ser muy buena para el club», apostillaba.

La afonía de Julio Cobos

Su compañero Teto, otro epicentro de la noche, hablaba de un partido «duro y trabajado» y luego se ponía muy gráfico: «Hemos marcado y luego hemos defendido como perros». Era el primer partido de Copa que jugaba en su carrera.

Hablaban los jugadores porque, literalmente, su entrenador, Julio Cobos, se había quedado afónico. «Ha sido un partido de muchísima tensión, pero para una vez que gano, no puedo hablar», bromeaba entre susurros casi ininteligibles.

Y un hombre especialmente feliz era el presidente verde, Carlos Ordóñez, que confesaba que había tenido «ganas de llorar» cuando la afición le recibió con una ovación antes del choque. «Ha sido muy duro todos estos meses. El partido es la recompensa por todo el trabajo que hemos estado haciendo todos estos meses. Cuando me meto en algo, hasta que no lo consigo, no paro», decía. Pasar la eliminatoria, augura, será «una ayuda muy grande para el club».