Fernando Morientes Sánchez (Cáceres, 4-5-1976) puede entrar mañana en la historia del fútbol mundial si gana su cuarta Copa de Europa en Alemania. Podría igualar a Rial, Marquitos y Paolo Maldini. Cinco poseen Di Stéfano y Zárraga. Llega Morientes pletórico a la final contra el Oporto. Concentrado a 30 kilómetros de Gelsenkirchen, el delantero del Mónaco confesó que con Didier Deschamps vive en estos días previos "un ambiente de ilusión muy parecido a la víspera de la Séptima con el Madrid".

--¿Cómo se vive a dos días de la final, de un título que podría superar en número ya a sus amigos del Real Madrid? --Vivimos tranquilos, estamos apartados un poco del ruido de la final, pero con muchas ganas, con toda la ilusión del mundo, viendo como hay compañeros volcados que nunca han jugado una final, que será complicada seguro porque el Oporto es un gran club. En el Mónaco no están acostumbrados muchos a este tipo de partidos tan importantes y se espera el día con intensidad.

--¿A quién le dedicaría el título el miércoles si levanta la Liga de Campeones en Alemania? --Por supuesto a mi familia, a mis amigos, a la gente que ha estado a mi lado y a Fernando Hierro.

--¿Qué ha significado Didier Deschamps en su vida? --Ha sido un hombre muy importante en mi trayectoria profesional. Confió en mí y ha demostrado que es un gran entrenador. Trabaja bien, habla mucho. Y sobre todo cambió en mí la mentalidad. El me ha hecho líder, me ha dado un papel diferente al que desempeñaba hasta ahora. Me dijo que me iba a utilizar en una posición distinta, de media punta, un sitio donde hacía muchos años que no jugaba. Desde que jugaba en las categorías inferiores de la selección española no jugué ahí por detrás del último delantero.

--Le quiere llevar a la Juventus la próxima temporada... --Se oyen muchos rumores estos días y no sé qué me pasará. En cualquier caso con mi futuro estoy muy tranquilo. Me he acostumbrado a vivir todos los veranos en la incertidumbre. Aunque este año es diferente las sensaciones que vivo. Yo aposté en su momento por salir del Real Madrid y la apuesta me salió bien. Ahora por tanto el beneficio que va a llegar es para quien hizo la apuesta que soy yo.

--Sinceramente, ¿dónde quiere usted jugar el año que viene? --Mi corazón es blanco. Aunque sé que es muy difícil que yo pueda jugar el año que viene en el Real Madrid.

--¿Camacho no es un técnico que siempre ha confiado en usted y así se lo demostró en la selección española? --Ahora mismo es hablar por hablar. No sé qué pasará en los próximos días.

--¿No le parece extraño que un club como el Real Madrid que ha contado con los mejores pasadores del mundo como Figo y Beckham no tenga un delantero centro auténtico, un nueve que remate de cabeza, de los de toda la vida? --Para los jugadores de banda como ellos es evidente que siempre estarán más contentos si tienen un tío que remate de cabeza.

--En Mónaco no se puede quejar, Rothen la pone bien, ¿no? --Rothen tiene una zurda que es un guante. La pone donde quiere. Es un gran futbolista, a mí he venido muy bien su fútbol. La verdad es que en este Mónaco son necesarios todos cuando centran desde la banda. Giuly ya está bien, pasó dos meses de lesión y afortunadamente le hemos recuperado.

--¿Es el Oporto el rival más italiano de la Liga de Campeones, con Carvalho y Jorge Costa de centrales y con dos laterales solventes? --El Oporto destaca porque no te deja jugar al fútbol. Tenemos en mente los dos partidos que jugó ante el Deportivo donde demostró que marcarle un gol es muy difícil. El Oporto, con mantener su puerta a cero, se ve campeón.

--¿Qué es lo que más le ha gustado de la sociedad de Mónaco, de su gente durante este año fuera de España? --Sin duda, la sensación de sentirme importante. Ver a toda la gente por la calle con camisetas con mi nombre, cuando voy a entrenarme, la gente en la grada lleva mi camiseta. Eso es nuevo para mí, en el Real Madrid por ejemplo no pasaba, el público llevaba otras. El otro día me quedé impresionado. En la boutique oficial del Mónaco mi camiseta está agotada. Ese cariño y devoción que me ha demostrado la gente es impagable y me hace mucha ilusión.

--En unos días llega la Eurocopa. Vuelve usted con Raúl a jugar juntos. Otra gran alegría para terminar la temporada... --Me apetece mucho jugar la Eurocopa. Entre otras cosas porque cuando me vine a Mónaco, lo hice con un objetivo claro, que era el de jugar partidos para disputar la Eurocopa con mi país. Y lo he conseguido. Volver al lado de Raúl es un aliciente.

--Francia está un escalón por encima de los demás. Ahora que lo ha vivido de cerca, en un año donde Mónaco y Olympique de Marsella han llegado a las dos finales europeas, ¿qué tiene el fútbol francés que está tan de moda? --Sobre todo me ha llamado la atención la preparación física de sus futbolistas. Hoy en día es fundamental para cualquier jugador y los franceses cuidan mucho ese aspecto. En España tenemos más calidad, pero físicamente ellos están enormes. Si a eso se añade el talento de jugadores que juegan fuera de Francia en los grandes clubes, uno se encuentra con una selección muy sólida. En la Liga francesa cuesta ganar hasta el último de la tabla.

--¿Qué le dice concluir como máximo goleador de la Liga de Campeones? --Si al final lo consigo, todo apunta a que sí, es un dato muy bonito. Más aún, tiene un mérito añadido conseguirlo jugando en un club que no es tan poderoso como otros grandes de Europa.

--Por cierto, ¿qué diferencias existen entre los días previos de una final de Liga de Campeones con el Real Madrid y ésta que vive con el Mónaco desde hace seis días? --Nos concentramos el jueves para jugar contra el Burdeos y desde allí nos fuimos a Alemania. Ahora estamos muy tranquilos, muy relajados e ilusionados. Por el ambiente que veo, me recuerda en ganas de vencer al que vivimos en su día en Amsterdam cuando ganamos la Séptima con el Madrid. Para muchos compañeros es su primera final y se nota.