Durante cinco años, en la década de los 90, París dejó de ser la capital de la República porque el rey Induráin hizo de Villava la capital de Francia. Dos décadas después, los Tours ya no acaban en domingo en los Campos Elíseos, sino los lunes en la plaza de la Constitución de Pinto. Por tercera vez en cuatro años, el pueblo madrileño se echó ayer a la calle para recibir a su hijo predilecto. Miles de paisanos aplaudieron al tricampeón del Tour, ganador también de la Vuelta y el Giro, al número uno del ciclismo mundial, amo de un palmarés que le ha valido un puesto en el olimpo de este deporte.

Pasan los años, pasan los alcaldes, pero hay un lunes de julio en el que Pinto sabe que tiene una cita poco después del mediodía en el aeropuerto de Barajas. Y Contador sabe que, cuando ponga el pie en suelo español después de tres semanas lejos de él, allí encontrará a cientos de paisanos esperándole con pancartas, banderas y cánticos, renovados, eso sí, porque no es lo mismo uno que tres.

Uno de "los elegidos"

Sabe Contador, como sabe Pinto, que antes de visitar la fuente de Crespo le espera una recepción con Esperanza Aguirre. "Es uno de los grandes de la historia del ciclismo. Con el tercer Tour ha logrado una hazaña colosal", escuchará de boca de la presidenta madrileña, que se habrá enfundado, como cada año, el jersey amarillo con el que la obsequia el campeón.

Después tendrá que ir a la Moncloa, donde el presidente del Gobierno le presentará como "un valioso ejemplo de tenacidad, trabajo, esfuerzo y concentración, alguien que ha defendido con orgullo los colores de la bandera, una muestra de cómo comportarse en el deporte". Nada que no sepa. "Lo que ha conseguido para los elegidos". Y ni eso es nuevo, porque lo mismo dijo Zapatero a Guardiola tras ganar la Champions.

Y entonces sí, enfilará en descapotable la carretera hacia Pinto, el camino que tantas veces ha hecho en bici. Quizá alguien le informe de que es el mejor ciclista del mundo. Ya lo sabe, pero lo ratifican los números, el ranking de la UCI. Joaquim Rodríguez es segundo; Luis Léon Sánchez, quinto; su amigo Andy Schleck, sexto. Le dirán que España también es primera por países y que su Astana es el mejor equipo del pelotón. Y tal vez se dé cuenta de que todo lo que él toca se convierte en oro.

Pinto habrá sabido esperar a su héroe. Pakito, Jorge y los demás amigos estarán allí. "Estoy súper emocionado. La verdad es que es impresionante cómo está la plaza con el calor que hace", pensará en voz alta. Miles de personas le oirán decir lo que ya saben, que en este Tour no ha estado "todo lo bien que habría querido" y que algún día "ha tocado fingir" ante los rivales. Pero mientras hable tendrá la cabeza muy lejos, en un lunes de julio del 2011 en el que espera que todo vuelva a ser igual.