Faltan 16 días para el Francia-Rumanía que inaugurará la Eurocopa de fútbol y el país anfitrión tiene ante sí el enorme reto de garantizar la seguridad de un acontecimiento deportivo en el que se esperan casi tres millones de espectadores.

Un mes en el que el dispositivo desvelado este miércoles por el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, deberá hacer frente no solo a la amenaza terrorista sin precedentes que pesa sobre el país, sino a los hooligans y a las protestas contra de la reforma laboral que desde hace más de dos meses sacan a la calle a miles de personas.

"Nadie nos impedirá seguir celebrando los valores del deporte, y menos aún los terroristas", afirmó ayer el titular de Interior. En los 30 días que durará el torneo, más de 90.000 policías, gendarmes y agentes de seguridad privados tendrán la misión de garantizar que todo transcurra con normalidad. A ellos se sumarán 10.000 militares, unos mil voluntarios y miembros de los servicios de protección civil.

Desde hace meses, los servicios secretos franceses criban todas las informaciones sin que, de momento, ni ellos ni sus colegas extranjeros hayan detectado objetivos concretos de un eventual acto terrorista durante la Eurocopa. Sin embargo, la amenaza es difusa pero real.