A los dos nuevos campeones de España de medio maratón, Tere Urbina y Houssame Benabbou, los he tratado desde hace muchos años, especialmente a Tere, a quien conozco prácticamente desde que era una niña. A Houssame le vimos pelear desde edad adolescente hasta conseguir al final su sueño: correr representando a Extremadura.

Pues nada. Ahí les tienen. Los dos sufrieron y gozaron extraordinariamente el sábado en Melilla. Que se dice pronto, que diría la expresión. Indudablemente, este espectacular éxito propulsa sus respectivas carreras, jalonadas ya de éxitos de relumbrón.

En el caso de la zoriteña, era su segunda media, la primera en un nacional, lo que da más mérito al triunfo. La siempre entusiasta atleta extremeña, que llegaba sin presión, continúa así con su excelente racha, que llegaba de la pasada temporada, con la presencia en un Mundial de cross. En plena madurez, su descomunal desafío le ha salido de perlas, desde luego mejor del que pensaba. Ahora irá a otro Mudial mientras sus miras como mayor reto de la temporada están puestas en Berlín, en el mes de agosto, en su intento de participar en el Europeo.

El caso de Houssame Benabbou causa una satisfacción muy especial. El atleta, ese que siempre avisa: «oye, que yo soy extremeño», sigue con su particular progresión con actuaciones estelares, tanto en el cross como en la pista. Tesón, trabajo, constancia y talento tienen una especial conexión en estos dos grandes del atletismo regional, que han recibido el merecido premio.

Extremadura siempre ha alardeado de tener buenos fondistas. Una vez más, se demuestra que el buen hacer termina dando sus réditos. En estos dos casos, desde luego que es más que evidente que los dos lo merecían. Además, se da la circunstancia, no menos importante, de que se trata de muy buena gente.