España cumplió un gran papel en los Mundiales de cross celebrados ayer en Huelva... Como organizadora. Un día estupendo, caluroso entre los pinares de Punta Umbría, un circuito que presentó un césped excelente y 20.000 espectadores animando. Pero, en cuanto a resultados, la selección no pudo pasar de un papel discreto ante la avalancha de la marea africana, que solo dejó algunas migajas a los demás.

Kenia, que el año pasado en Bygdoszcz (Polonia) logró el pleno en los ocho títulos en juego, cedió ayer dos a Etiopía, que se impuso en la carrera masculina sénior, con Imane Merga, y por equipos en júnior femenino. Todo lo demás fue coto cerrado de los kenianos, escoltados por los propios etíopes, con una sorprendente excepción: la estadounidense Shalana Flanagan logró el bronce en séniors.

Ante la exhibición africana, el equipo español puso la mejor de las voluntades y algunos destellos. El leridano de origen marroquí Ayad Lamdassem, subcampeón de Europa este mismo año, fue el mejor sénior europeo, en el 16º lugar. Desde el 2003, cuando el toledano Julio Rey fue 18º, ningún español había terminado entre los 20 mejores del mundo. Lamdassem fue el cabeza de fila de un combinado español que, como equipo, finalizó en el puesto octavo, el mismo que ocupó también el equipo femenino, que tuvo en Nuria Fernández a su mejor representante, en el puesto 24º.