Embriagada de euforia y de elogios, la selección española de fútbol se saltó una página del guión y se vio en la final de la Copa Confederaciones ante Brasil. La página decía que el miércoles, antes del falso duelo con Brasil, España tenía que disputar las semifinales ante Estados Unidos. Media hora antes de empezar esa semifinal, EFE difundió unas declaraciones del cantautor canadiense Paul Anka al vespertino chileno "La Segunda" en las que señalaba que "el éxito es una droga muy peligrosa" y que hay que reaccionar a los elogios con humildad. El consejo de Anka llegó tarde porque veinticuatro horas antes, los medios deportivos españoles solo hablaban de la "final" con Brasil, como si Estados Unidos no existiera. Pobrecitos, los estadounidenses, tenían que jugar nada menos que con la "súper potencia" futbolística del momento, una selección tan "superior" que no debería de tener problemas para superar las semifinales. "¡Brasil a la vista!, proclamó un medio desde su portada;"Último regalo para la final", añadió otro;"Entremés antes de Brasil", tituló un tercero. También se recordó que en Estados Unidos, el fútbol "es cosa de mujeres", en alusión a su selección femenina lidera el ránking mundial. El guión estaba escrito de antemano, la página del partido con Estados Unidos arrancada, pero, inesperadamente, el entremés se le atragantó a los confiados españoles. Los estadounidenses ganaron el partido por 2-0, echaron a los españoles de la final y cortaron abruptamente la racha de 15 partidos seguidos ganando y 35 sin perder. Todos los récord tienen su final, pero muy pocos advirtieron en España, antes de soñar con nuevas marcas y títulos, que los partidos se ganan en el campo y no en los titulares. La prensa deportiva cita el exceso de confianza como una de las causas de la derrota, pero los integrantes de la "Roja" podrían devolverle la crítica porque nadie valoró a los estadounidenses como un rival capaz de frenar el imparable avance de los españoles. Europa también se sorprendió por el resultado. Nadie lo esperaba, aunque algunos, como los italianos, parecían tener reservadas las críticas a una selección que los envió a casa en los cuartos de final de la Eurocopa de 2008. Los campeones del mundo, que no alcanzaron las semifinales de la Copa Confederaciones tras perder con Brasil por 3-0 y antes con Egipto por 1-0, se la tenían guardada a los españoles, poco condescendientes con los italianos cada vez que su rocoso estilo de juego, ideado para no perder, les sirve de poco. "La Gazzetta dello Sport" escribe que "no ha sido sólo Italia la que ha aprendido la lección" en la Confederaciones. A su vez, el generalista "Corrire della sera" afirma que España entró en el estadio "con el típico paso de los fenómenos" pero "con poca alma y poquísima rapidez, como si la victoria les perteneciera por derecho de nacimiento". Con la lección aprendida, España e Italia ponen ahora su mirada en la fase de clasificación para el Mundial de Sudáfrica del próximo año. Su prudentes entrenadores, Vicente del Bosque por España y Marcello Lippi por Italia, seguramente les darán la tabarra a sus jugadores con el consabido tópico deportivo de "que no hay enemigo pequeño". La Copa Confederaciones lo ha demostrado.