Al Cáceres Creativa se le acabaron las rentas ganadas en casa para mantenerse en la clasificación en el puesto donde quiere acabar al final de la liga regular. Le toca arremangarse otra vez en busca de una victoria fuera que le mantenga en la pugna por el cuarto lugar dependiendo de sí mismo. Hoy tiene la oportunidad de lograrla en lo que es una soberana prueba de personalidad, como reiteradamente apuntó ayer su entrenador, Gustavo Aranzana: visitar al casi desahuciado colista de la Liga LEB Oro, el Ourense, no debería concluir en otro resultado que no fuese la victoria (21.00 horas, Pazo Paco Paz).

Así, con presión. Resultaría absurdo negarla cuando el trabajo de toda la temporada está peligrando y el rival es víctima propiciatoria, prácticamente descendido ya. El síndrome del autobús --un solo triunfo en los últimos diez desplazamientos, saldados varios de ellos con marcadores abultados-- puede ser historia si todo sale como se desea. Pero no será fácil. La ausencia por un fuerte esguince de Ryan Humphrey es otra piedra en el deteriorado zapato de los cacereños.

"Se demostrará si en este equipo hay carácter", dijo el entrenador, que exigió "intensidad y concentración" a los suyos y olvidarse del compañero lesionado. "Ellos tienen muchísimo talento en los cuatro pívots, fuertes y reboteadores, pero los nuestros también deben asumir su parte de responsabilidad", añadió. El nombre que mencionó especialmente para "dar un paso adelante" fue el de Jelani McCoy. No muy contento con su rendimiento, hasta llegó a considerar "comprensible" el público abuchease al jugador el pasado domingo ante el Breogán.

ANSIEDADES Si el Cáceres está exigido, más todavía lo estará en teoría el Ourense, último con cinco victorias y al borde de firmar su descenso matemático, pese a los numerosos nombres de prestigio que contiene su plantilla. "Intentaremos jugar con su ansiedad, que sientan los nervios, pero sobre todo me preocupa mi equipo. Nuestro estado anímico no es el mejor y hemos trabajado en ello", resumió Aranzana, que pareció concretar el espíritu del partido en una sola frase que corre por el vestuario: "Nuestro primer rival somos nosotros mismos".

El técnico, externamente algo más relajado que últimamente ("estoy tranquilo, asumo que cometo errores, ahora me siento el peor entrenador del mundo), asumió que es "mucho menos tenso luchar por arriba que hacerlo por abajo", poniendo de relieve que la situación de su equipo no es "ni alarmante ni frustrante". También lanzó un mensaje adicional: "De lo que le ha ocurrido a Ourense hay que aprender para que no nos pase algo parecido".

"El baloncesto que estamos haciendo últimamente no me gusta. Nos falta chispa, frescura", concluyó, descartando que en principio Humphrey pueda volver la próxima jornada, aunque delegó en el doctor Marcos Maynar la capacidad de hacer pronósticos sobre la lesión. Al menos, el resto de la plantilla está bien físicamente. Más les vale a los jugadores de cara a una cita que, en caso de derrota, multiplicaría las dudas.