El jersey rojo de líder ya luce en el armario del estadounidense Chris Horner (Radioshack) tras superar de nuevo al italiano Vincenzo Nibali, esta vez en la cima del Naranco, donde Joaquim Purito Rodríguez (Katusha) recuperó la sonrisa con una victoria en solitario.

Sonrisas y lágrimas en el Naranco. Alegría para Horner, vestido con "la roja", a un Angliru del triunfo final, dicharachero con su gracioso spanglish . Alegría para el inédito Purito , que recuperó su versión explosiva para volver al podio. Lágrimas para Nibali. Se veía venir después de los pinchazos de Formigal y Peña Cabarga. A la tercera fue la vencida. El Tiburón de Messina se ahoga. Recibió un bocado de Horner de seis segundos. Suficientes para despojar al siciliano del maillot rojo después de ocho días de líder.

La Vuelta tiene toda la pinta de poner en su palmarés al ganador más veterano de la historia. Chris Horner, a punto de cumplir 42 años de calendario, lo tiene cerca. Es el más fuerte y solo le resta rematar la faena este sábado en el Angliru, cuyas cuestas le vienen de maravilla. "Me gustan las subidas duras", sonríe.

Lo saben sus rivales, que se reparten buenas dosis de resignación. "Horner está un escalón por encima", admiten. Pero como tienen su corazoncito y el Angliru, hoy, es un puerto temible tampoco es cuestión de tirar la toalla. Nibali defenderá la segunda plaza a tres segundos del americano y Valverde se agarra a alguna táctica milagrosa para limar los 1:06 que le separan del jefe del Radioshack.

Purito, tan feliz él con su etapa, sin presión, es cuarto a 1:57. Qué elegante estaba el catalán con la montera picona asturiana. "Sí, he recuperado toda la sonrisa", repetía una y otra vez. Tercero en el Tour de Francia, aún no había mostrado sus poderes en esta Vuelta. El día menos pensado, a un kilómetro de meta, llevó la tabla de salvación. Sin querer. "Mandé parar al equipo porque iban muy rápido, pero me dijeron que adelante. No daba un duro por mí", dijo.