La situación económica de los grandes clubs extremeños de la Segunda B amenaza con la desaparición de alguno de ellos. El Cacereño ha vivido una semana en la que su venta al Granada ha estado, al menos, sobre la mesa. También el Badajoz está en el mercado y agonizante, tras su descenso y su caos económico y organizativo. Y, finalmente, los fantasmas de la desaparición y las deudas vuelven a asustar a la afición y los directivos del Mérida.

El único representante del norte de la comunidad autónoma en la categoría de bronce, el Cacereño, finalmente seguirá jugando en el estadio Príncipe Felipe. Su presidente, el empresario salmantino Félix Campo, ha asegurado al alcalde de la ciudad, José María Saponi, que los derechos no se venderán. El problema consiste en que "las ayudas económicas son pocas", según han declarado durante esta semana desde el club. El vicepresidente, Patricio Castaño, y el propio Campo han confirmado la existencia de una oferta seria del presidente del Granada, Pedro Ruiz, para comprar los derechos federativos del equipo verde, que permitiría a los andaluces jugar en Segunda B. De momento, Saponi ha enfriado las intenciones.

El Badajoz sí podría cambiar de propietario. Su presidente, el portugués Antonio Barradas, subasta al mejor postor a la institución franjinegra, incapaz de hacer frente a una deuda institucional próxima a los seis millones de euros. Ya existen posibles compradores: por una parte los empresarios pacenses Julio del Camino y Bartolomé Gil, por otra un grupo financiero de Madrid.

En la mañana de ayer, Del Camino y Gil se reunieron con el concejal de deportes de Badajoz, Miguel Angel Rodríguez. Poco después, el alcalde, Miguel Celdrán, comentó al respecto de la aportación económica municipal al club del Nuevo Vivero que "dar dinero desde el ayuntamiento a una empresa con ánimo de lucro es muy difícil", si bien apuntó hacia la vía del patrocinio como posible solución. Fue el propio Celdrán quien la semana pasada expresaba su deseo de que el Badajoz desapareciese y se emprendiera un proyecto "desde cero".

OTRA VEZ EL MERIDA

La plataforma empresarial que dirige las riendas de la UD Mérida está decidida a abandonar el proyecto. La deuda no supera los 20 millones de pesetas, pero según el vicepresidente de la entidad, Paco García, "la decisión es difinitiva, no estamos dispuestos a pagar deudas de etapas anteriores", informa Fernando Gallego.

La junta directiva deja las puertas abiertas por si alguien desea recoger su testigo. Un detalle: sólo se han hecho dos socios desde que se ha conocido la caótica situación.