Ha sido una bonita semana esta última del Mundial de Atletismo. No ha habido medallas extremeñas, pero en ambos casos los nuestros han dejado el pabellón muy alto.

Sí. Debemos estar orgullosos del lanzador de martillo montijano Javi Cienfuegos y del marchador llerenense Álvaro Martín. El primero hizo historia para el atletismo español metiéndose por primera vez en una final de un Mundial. En un año maravilloso, con cuatro récords de España incluidos, su séptimo puesto puede saber agridulce, pero yo creo que la valoración tiene que ser muy buena. Si hubiera lanzado los 79,38 de su última gesta hubiera sido medalla, pero nos tenemos que conformar con un puesto que todos firmaríamos hace muy poco tiempo.

Lo de Álvaro tiene un punto doloroso, con matices. Fue vigésimo primero y primer español, pero se esperaba que estuviera peleando por las medallas, y más teniendo en cuenta que hace apenas un año se proclamaba en Berlín campeón de Europa de 20 kilómetros marcha. Sin embargo, la humedad acabó con él y con tantos otros corredores, que no pudieron seguir el ritmo normal.

Lo mejor del atleta llerenense ha venido después, con su actitud. Sin excusas, lo primero que hizo fue pensar en la cita olímpica de Tokio. «La vamos a liar», pronosticó. Y allí estará él, alguien que hace unos meses pasaba por el quirófano, como ya lo había hecho Cienfuegos.

Esta mañana veía una fotografía de Álvaro Martín animando a Daniel Mateo, al final décimo en el maratón. Habían pasado unas horas desde que todo un año de trabajo se viniera abajo, pero el joven llerenense ahí estaba, transmitiendo optimismo.

Vi a un Cienfuegos adolescente progresar a fuerza de trabajo. Con Álvaro no dio tiempo: con 17 años logró plaza olímpica. Enormes.