Juan Antonio Valle Gallardo, piragüista paralímpico de nuestra región, ha sido noticia esta semana al convertirse en el primer deportista de la comunidad autónoma en comprar el billete directo para la cita de tierras niponas. La clasificación se materializó en el Campeonato del Mundo disputado en Szeged (Hungría), cuando el emeritense del club Iuxtanam terminó en la séptima posición en la categoría KL3.

Hemos charlado con Valle de sus sensaciones tras este éxito, manifestando que cuando supo que había logrado la clasificación estas fueron de «alivio interior al saber que estos años de esfuerzo no se fueron por la borda y han valido la pena y, a la vez, muchísima ilusión».

Una ilusión, la paralímpica, que le llega a Juan Antonio en un momento de su vida deportiva en el que quizás ya no esperaba grandes resultados, ya que como él mismo reconoce «la verdad es que ya, después de mayor, jamás pensé que podría disputar unos Juegos Paralímpicos. Yo pensé que mi etapa de alto rendimiento o élite ya había pasado. Pero nunca sabes lo que te va a deparar el futuro».

En cuanto a los sacrificios que ha tenido que hacer para llegar hasta Tokio, Valle destaca que «detrás de un logro o un resultado de este tipo, hay muchísimos años de trabajo y sacrificios», toda una vida remando, desde los 14 años compitiendo y entrenando a un alto nivel, además de los últimos tres años completamente dedicado al piragüismo, unos años sin los que cree que no podría haber conseguido este tipo de resultado.

Un resultado que le hace sentirse valorado Extremadura, sobre todo su entorno, «mi familia, mi club (el Iuxtanam de Mérida) y entidades como la Fundación Jóvenes y Deporte de la Junta de Extremadura, y toda la gente que hay a mi alrededor siento que me apoya en esto».

Con las miras ya puestas en el próximo año y con la cita japonesa en la cabeza, el piragüista paralímpico extremeño explica que «para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 queremos hacer una puesta a punto y preparación exclusiva y única» y como objetivo se marca uno ambicioso: «En mi mente está el intentar luchar por medallas». Sin duda una meta difícil de conquistar, pero con una motivación sin igual, la de vivir su sueño, que le empujará a seguir compaginando su vida deportiva con la faceta familiar, personal y profesional, aunque tal como prevé Valle, «si nuestro objetivo es estar luchando por intentar conseguir medalla o hacer un gran papel, por lo menos en piragüismo, es muy complicado unirlo con el aspecto laboral».

Para ello, el palista ha contado y cuenta con el apoyo familiar y de su entorno deportivo más cercano, a lo que hay que sumar, tal como nos comentaba anteriormente, el sostén de entidades como la Fundación Jóvenes y Deporte, de la que pone en valor que «ha estado presente prácticamente desde que emprendí el camino a intentar ir a los Juegos Paralímpicos. Siempre han estado en contacto conmigo, me han ayudado. En su momento el deporte lo tenía que compaginar con trabajo, porque tengo familia y me era imposible solo dedicarme al piragüismo, y siempre estuvieron pendientes ayudándome en todo lo que he necesitado. La verdad es que estoy muy agradecido y muy contento con ellos».

Nos despedimos de un Juan Antonio Valle pletórico, que asume que sí, que cree estar viviendo, en este instante, su mejor momento deportivo. Un momento, el de la confirmación de la posibilidad de estar en Tokio, que compartió en su mente con los más cercanos: «Me acordé de mis hijos y de mi familia. Cuando crucé la meta y recordaba todo el esfuerzo y el tiempo que me han dedicado, y que al fin y al cabo que he necesitado para conseguir esto, fui consciente que todo ello había tenido su recompensa».