Mientras Mourinho sigue anhelando la llegada de un delantero, Ricardo Kaká ve la luz al final del túnel. El tercer fichaje más caro de la historia del Real Madrid (65 millones de euros), por detrás de Cristiano Ronaldo y Zidane, solo ha disputado el 39% de los minutos con el equipo blanco desde que llegó en el 2009. Inédito en la presente campaña, vuelve a la actividad tras cuatro meses de baja después de ser operado de urgencia de la rodilla izquierda el pasado mes de agosto.

Entre los recuperadores de Kaká existe tal convencimiento de que volverá a ser el gran jugador que asombró en Italia que incluso cruzan apuestas contra los que piensan que el brasileño no regresará a su máximo nivel. Una meta que también se propone Mourinho, convencido de recuperarle para la causa.

Kaká parece un hombre nuevo. Espera su segundo hijo, una niña, y ha dejado la iglesia Renacer de Cristo. "Seguiré con mi búsqueda de Dios", mantiene el brasileño. De momento, su primer objetivo es entrar en la dinámica del equipo. El pasado sábado saltó al césped de Valdebebas e incluso estuvo a punto de entrar en la convocatoria para el encuentro ante el Sevilla. Al final se desechó la idea. Kaká no tendrá vacaciones como el resto de sus compañeros. Seguirá con su puesta a punto para poder jugar unos minutos el 9 de enero ante el Villarreal.

90 MINUTOS EN 12 PARTIDOS Hasta llegar ahí, Kaká ha pasado por un calvario de lesiones. Hay quien mantiene que llegó lesionado de Milán, lo que niegan rotundamente en el club blanco. Sin embargo, en su primera campaña en el Madrid, el brasileño solo pudo completar siete partidos de Liga para un total de 1.828 minutos. Estuvo 42 días de baja por una pubalgia y otros tantos por una contractura en un abductor.

Muchos le acusaron de reservarse para jugar el Mundial de Suráfrica. Fue entonces cuando comenzaron a aparecer problemas en la rodilla. "Me dolía desde antes del Mundial, pero pensé que solo se trataba de un desequilibrio muscular y que no era tan serio. No sabía que mi lesión de rodilla era tan grave", dijo.

Todo empeoró en la pretemporada, cuando se le detectó la lesión de menisco con afectación del cartílago. El doctor Martens abandonó sus vacaciones para operarle. El resto lo hicieron las manos mágicas de Pedro Chueca, el fisioterapeuta del club que ha puesto al servicio de Mou al nuevo fichaje de invierno.