Kipchoge Keino, campeón olímpico de 1.500 en México (1968), continúa siendo el gran icono del atletismo en Kenia y, a pesar de ello, ningún keniano había ganado el título en esta distancia en unos Mundiales. Incluso se dudaba de la inteligencia o habilidad de los nuevos mediofondistas del Este africano para leer una carrera siempre complicada. Un prodigio de 22 años llamado Asbel Kiprop, discípulo de la escuela que Keino dirige en Eldoret, despejó ayer toda duda al respecto gracias a un final de vértigo y una victoria (en 3.35.69 minutos) tan rotunda como espectacular.

Tras dos vueltas de tensión cocida a fuego lento, el cambio de Kiprop en compañía de su compañero Silas Kiplagat a falta de 500 metros resultó demoledor. A rebufo, el español Manuel Olmedo corrió la última vuelta en poco más de 51 segundos, como Cacho en Barcelona-92, intentando alcanzar un bronce que finalmente fue para el estadounidense Matt Centrowitz, premio a la valentía de los 22 años.

LO QUE PUDO "He corrido tácticamente bien pero me han ganado los que han corrido más que yo. Estoy dolido, he estado cerca de la medalla, pero cuando lo piense en frío me alegraré de lo que he hecho", comentó Olmedo, quien realizó una remontada espectacular pero insuficiente para limar las 25 centésimas que le separaron del podio.

Al menos su cuarto puesto borra el cero que España levaba en su casillero de finalistas hasta ayer, confirmando que el 1.500 es un valor seguro para los atletas españoles y que sigue gozando de buena salud.

La cita de Olmedo con las medallas queda pendiente hasta los Juegos de Londres 2012. "Quiero preparar exclusivamente los Juegos. La federación tiene que confiar en mí", apostilló Morceli, apodo con el que se le conoce por su parecido físico con el legendario corredor argelino.

El ganador, Asbel Kiprop, ya tiene la doble corona y confirma una vez más el enorme potencial de Kenia en las carreras de media y larga distancia.