Pensaba resistirme, lo siento de antemano, pero no quería haber tocado el tema del juicio de la Operación Puerto. Al final, no lo he conseguido. Me estáis leyendo.

No quería hacerlo porque era un juicio que, para los deportistas y para el deporte, nacía muerto. Es más, no va a servir más que para hundir un poco más la credibilidad del mismo. Me explico.

La Operación Puerto se desarrolló antes de que entrara en vigor la actual Ley Antidopaje, por lo tanto la cosa juzgada se reduce a si el señor Eufemiano, no lo llamo doctor, jugaba o no con la vida de sus pacientes 'B', sí porque hay dinero 'A' y 'B' y también pacientes 'A' y 'B'.

Así, con éstas, hemos tenido que ver cómo el protagonista reconocía haber realizado prácticas dopantes con estos deportistas pero, como eso no es cosa a juzgar, lo reconocía he dicho, pero sin atentar contra su salud porque "lo hace muy bien", es un profesional de esto ¿saben? "Es que el deporte de alto nivel no es saludable", otra falacia que ya tocaré la semana que viene.

Lo dicho. Una pena que, para librarse, tenga que alardear de hacer lo que todo el mundo los acusa de haber hecho, y mientras tanto hacer como que aquí no ha pasado nada. Pues eso.

La semana pasada me reuní, como presidente de la asociación de atletas del equipo nacional, con los responsables de la unidad de investigación de la Policía Nacional de los delitos contra el dopaje. Les sorprendió, no es lo habitual. Lo habitual es tratar con deportistas involucrados en tramas de dopaje.

Queremos colaborar, informar a los atletas, a los deportistas, de qué hacer para poder denunciar prácticas de dopaje que se puedan producir en su entorno: entrenadores, traficantes, médicos... todo con el máximo rigor.

Estoy convencido de que los deportistas somos la primera barrera de protección de la sociedad contra el tráfico de estas sustancias. Que se vayan preparando.