Con su salto del pasado lunes, Yago Lamela sería campeón del mundo. Pero una cosa es un control en Castellón, y otra la final del Mundial, donde el saltador de longitud se tropezará con el cubano Iván Pedroso, que persigue su quinto título mundial consecutivo.

Pero los 8,53 metros de Lamela han tenido la virtud de devolver cierto optimismo a un atletismo española alicaído en las últimas semanas por los malos resultados y algunas bajas formas alarmantes, como la de Marta Domínguez, la subcampeona mundial de 5.000 metros en el 2001. Pero, aun sin contar a la palentina, el equipo español comienzó ayer a viajar a París con 15 atletas metidos entre los 10 mejores del mundo de sus especialidades, según las marcas acreditadas este año a un máximo de tres atletas por país y prueba.

Lamela es el líder en longitud, por delante de los americanos Stringfellow (8,46) y Phillips (8,44) y del propio Pedroso (8,31). "Me veo capaz de superar cualquier marca que haga cualquier otro atleta en la final", dijo Lamela tras sus 8,53 de Castellón. Una demostración de confianza.

BUENA MARCHA

Sus compañeros andan sobrados también de confianza. Es el caso de los marchadores, situados varios de ellos entre los mejores del mundo. El plusmarquista mundial de 20 kilómetros, Paquillo Fernández, acredita el cuarto mejor tiempo del año, pero Mikel Odriozola ha sido el más rápido en 50 kilómetros. El y Lamela son los únicos españoles líderes mundiales de la temporada. Otros no andan lejos, como Natalia Rodríguez (4 en 1.500), Eliseo Martín y José Luis Blanco (5 y 6 en obstáculos), Julio Rey (5 en maratón), Glory Alozie y María Vasco (sextas en 100 vallas y 20 km. marcha, respectivamente) y Reyes Estévez (7 en 1.500).

Las expectativas españolas no se limitan a estos nombres. Algunos que están más atrás este año tienen empaque para atentar al podio, como han demostrado. Es el caso de Antonio Reina (800) y Chema Martínez (maratón), ambos 11 en la clasificación mundial, o del obstaculista Luismi Martín Berlanas.