En Angers, una ciudad situada al noroeste de Francia, a unos cuarenta minutos de Nantes y a unos 200 kilómetros de París, vive una persona que cada fin de semana se sienta delante del televisor para ver los partidos del Extremadura. Los del Extremadura y los del Albacete. Los ve todos y se conoce como la palma de su mano cada jugador y detalle de estos clubes. Ese hombre es Laurent Viaud, un jugador galo que estuvo dos años militando en el Extremadura y otros tres en Albacete, sus únicas dos experiencias en el fútbol español. A punto de cumplir los 50 años, a este guerrero de carácter duro e impenetrable, se le ablanda el corazón cuando recuerda sus experiencias en Tierra de Barros y La Mancha. No es capaz de decantarse por uno: «conocí a muy buenas personas en ambos lugares», remite. Y mañana, cuando se vuelva a sentar frente al televisor, volverá a partírsele el corazón.

Viaud fue un curtido centrocampista que había jugado al más alto nivel en Francia en las filas del Mónaco y el Rennes cuando en el invierno de 1999, Rafa Benítez lo convenció para venirse a Almendralejo y militar la segunda parte de la temporada en aquel CF Extremadura del segundo año en Primera. «No fue sencilla la experiencia porque era la primera vez que salía de Francia para jugar al fútbol, pero la gente me trató de maravilla, con un cariño especial. Mira que yo he jugado en clubs muy grandes, pero muy pocos me trataron como el Extremadura», recuerda el francés. En Almendralejo estuvo dos temporadas (Primera y Segunda) y, años después, estaría otras tres más en Albacete, donde logró ascender el primer año a Primera y estar dos más en la élite. «Fue gracias a Óscar Montiel, con quien coincidí en el Extremadura, que me abrió la posibilidad de poder jugar allí».

Contacto con el pasado

Ahora, cada domingo, Laurent Viaud se cuela en sus redes sociales y, normalmente, se graba un vídeo o sube una foto de apoyo a Extremadura y Albacete en sus respectivos partidos. «Sólo uso las redes a nivel profesional, pero me encantan porque me ayudan a mantenerme muy en contacto con el pasado».

Viaud se marchó de Albacete en 2005, pero nunca regresó a España para trabajar. Conserva un excepcional castellano y confiesa que, cada año, se escapa en verano para pasar unos días o bien en la costa andaluza o alicantina. ¿Y Almendralejo? «No he podido regresar aún, pero tengo una promesa hecha de volver, muy posiblemente este año. Ahora en 2019 se cumplen 20 años del nacimiento de mi hijo, que fue allí en el hospital de Mérida, y le he prometido que lo llevaré a conocer sus raíces de nacimiento, el lugar donde vio la vida por primera vez. Será un viaje muy especial».

La cigüeña

Jugaba en enero de 1999 su primer partido en el Francisco de la Hera con la camiseta del Extremadura ante el Deportivo cuando de pronto, en mitad de una derrota por la mínima, el graderío empezó a aplaudir a raudales: «yo me quedé pasmado. Lo único que veía era una cigüeña volar de un fondo a otro del estadio, pero estábamos jugando mal y perdíamos. No entendía nada. Luego comprendí que la afición aplaudía cuando la cigüeña se cambiada de lado a lado y que eso era sinónimo de suerte. No me lo podía creer», recuerda entre risas Viaud, quien dice no olvidar aquellos rezos del padre Don Jesús en los vestuarios, apenas media hora antes de que empezara cada partido en Primera.

Hombre de cantera

Tras irse de Albacete y regresar a su país, Laurent Viaud se retiró e intentó primero hacer carrera en el arbitraje, aunque por su edad y el cambio de normativa, le fue complicado ascender a categorías profesionales y lo dejó. Finalmente, recaló en el club que lo vio nacer, el Angers SCO, que lleva cuatro temporadas ahora en la máxima categoría de Francia. Viaud es entrenador del equipo sub 17, pero confiesa que «nunca seré entrenador de profesionales en un primer equipo. No me gusta. Los mandaría a...» (se ríe y se calla). El carácter del francés era así también sobre el campo: agresivo, imponente, autoritario.

Sigue manteniendo contacto con amigos que dejó en Almendralejo, así como con gente de fútbol como Rafa Benítez o David Belenguer, con los que habla asiduamente. También se mantiene muy en contacto con el Extremadura, al que escribe habitualmente para desearle suerte. Posiblemente, también lo haga mañana, aunque su corazón se debate a medias con el Albacete. Eso sí, «a mí siempre me gustó más el jamón que el queso», avisa.