Que nadie piense que este año va a haber el habitual culebrón de los últimos meses de junio. El Cáceres jugará la próxima temporada de la LEB Oro por sexto año consecutivo. Aunque con dificultades para reunir los requisitos y matices en la perspectiva que se tiene desde las distintas voces que hay en el club, los mensajes de otras campañas de que "esto peligra mucho" están disminuyendo. Salvo cataclismo inesperado, habrá baloncesto profesional en la segunda categoría, aunque antes hay que resolver algunos problemas, como casi siempre a estas alturas.

A día de hoy se está trabajando con bastante seguridad en el futuro, un anhelo que se perseguía hace tiempo. No sumaba mucho para la imagen institucional estar amagando tan a menudo con no salir. Hay quien afirma que eso hacía que se resintiese hasta la campaña de captación de socios.

LAS CLAVES Eso sí, el escenario a 12 de junio tiene su miga. Lo que principalmente está encima de la mesa no es la confección de la plantilla, encargada en exclusiva al entrenador, Carlos Frade, sino la recuperación del aval de 180.000 euros depositado ante la Federación Española hace un año para poder competir.

No va a ser sencillo. Como ocurre perennemente, urge que lleguen cuanto antes el dinero de las instituciones por los contratos de patrocinio, porque si no será difícil que ese aval, que contiene la firma de los principales directivos, no sea ejecutado. Y eso tendría consecuencias muy negativas.

Al contrario de lo que pueda pensarse en principio, las deudas del club se concentran en el ente federativo, más que en jugadores y técnicos. El Cáceres tiene pendientes cantidades por diversos conceptos, como arbitrajes y demás exigencias de la FEB, mientras que con la plantilla todo apunta a que los flecos que quedan se han resuelto o se está en vías de ello.

También hay que estar rápido para reunir los 40.000 euros de la cuota de inscripción a fondo perdido en la primera semana de julio, aunque últimamente se está dando la posibilidad de fraccionar ese pago.

Según ha podido saber este periódico, el propio Frade y alguno de sus pupilos podría haber recurrido al aval para intentar asegurarse cobrar lo que se les adeuda todavía, pero es una cuestión sobre la que el club ha preferido pasar por alto. La relación entre ambas partes, reforzada por la sensación de éxito en el final de la liga regular y las eliminatorias de ascenso, pasa por un momento excelente.

Los posibles conflictos en el sentido económico se han atajado en los últimos días, aunque la habitual fórmula de expender pagarés cada vez levanta más recelo entre los profesionales del baloncesto. Hay un factor importante: se espera que buena parte de los componentes de la plantilla continúe.

MENOS PRESUPUESTO Repetir los dos quintos puestos de las dos últimas campañas no se presentará desde luego como una obligación. El Cáceres 2013-14 tendrá incluso un presupuesto posiblemente menor al de la pasada campaña. Las ayudas públicas han disminuido año a año, aunque con la compensación de que el mercado de la canasta también se ha desplomado bastante. Además, la filosofía del club varió el pasado verano y, de la mano del propio Frade, optó por contratar de forma prioritaria a jugadores jóvenes con una cotización más baja de lo que había sido habitual en el Multiusos los años anteriores. Nada cambiará en ese sentido.

Tampoco parece que la estructura de la propia competición vaya a dar el giro que reclaman sus propios participantes. La Federación Española aprobó el pasado fin de semana una LEB Oro con 14 equipos, descartando en principio recuperar los 18 que fueron normales durante la mayor parte del tiempo desde su creación, a mediados de los 90.

CONSECUENCIAS Eso tiene consecuencias colaterales: un calendario más escaso, con lo que los jugadores estarán menos tiempo contratados, y también cuatro viajes menos en la liga regular. También hay menos gastos federativos, con cuatro arbitrajes menos que afrontar. En el lado contrario, menos taquillas, a lo que hay que unir la reticencia de buena parte de la afición de que los precios de los abonos suban. Pero toda la maquinaria está en marcha ya.