Los diarios ingleses no paran últimamente de sacar punta a la nueva dieta implantada por Fabio Capello. Con más o menos jocosidad, todos los medios se han recreado al acusar al italiano de matar de hambre a los jugadores. Está claro que cuando no hay simpatía, todo ataque es bueno, y Capello no ha tomado posesión del cargo de seleccionador sumando amistades. Por el juego, básicamente, no por otra cosa, que ha sido torpe y desentonado en un amistoso detrás de otro. Así que el técnico italiano participó en la previa del partido de ayer de la broma de que pronto dejará también sin alimento a los leones del escudo inglés.

Los leones ingleses saltaron anoche al Estadio Olímpico de Montjuïc con hambre. No solo de ganar. El triunfo ante Andorra se daba por descontado (0-2). Con hambre de demostrar que hay equipo, que se puede confiar en ellos para lograr plaza en el Mundial de Suráfrica, que hay un proyecto sólido con Capello y que catástrofes como la ausencia de la selección en la Eurocopa no se repetirán.

Pitos y abucheos

El hambre no agudizó el ingenio. Nunca es fácil jugar contra un equipo parapetado. Pero la asombrosa incapacidad de producir ocasiones tuvo que disgustar hasta al más pragmático y menos lírico de los entrenadores, Capello, prevenido hasta el extremo de alinear a cuatro defensas para protegerse de un atacante andorrano.

Los pitos de los 6.000 seguidores ingleses que viajaron a Barcelona para el debut oficial del italiano demuestran que este tardará en convencer a Inglaterra de que merece los casi nueve millones de euros que la federación le paga por curar la depresión nacional. Como su predecesor, Steve McLaren, el año pasado en Montjuïc, Capello se encontró también con un 0-0 al descanso. Y como él, sufrió abucheos a mansalva. Quizá no tantos, que lo de McLaren fue un linchamiento. Será lucrativo en extremo pero plácido nunca lo ha sido el trabajo de seleccionador inglés.

John Terry, el nuevo capitán designado por el italiano, admitió que jugar para Inglaterra no resulta nada fácil. Ante la crítica severa y constante, "el miedo al fracaso atenaza a muchos jugadores", dijo, y acaban optando por el juego facilón y sin riesgos cuando en ocasiones se precisa de la jugada imaginativa. "Es como si nosotros mismos nos encerráramos en una concha", relató ilustrativo.

Y sí, leones en una concha parecieron los futbolistas ingleses durante buena parte del encuentro. Hasta que no irrumpió Cole en el segundo tiempo con dos zarpazos (minutos 48 y 54), no pudo Capello relajar su siempre fruncido ceño. Y hasta permitió jugar 15 minutitos a Beckham. En menudo lío se habría metido si hubiera dejado a los fans sin motivo de celebración en las Ramblas.

Mientras tanto, del resto de partidos de ayer, hay que destacar los apuros de Italia en el campo de Chipre (1-2), con el gol decisivo en el minuto 92; el empate de Paraguay en Argentina (1-1, gol de Aguero y el visitante en propia meta de Heinze); el triunfo de Portugal en Malta (0-4); el de Alemania en Lietchenstein (0-6) o el de Turquía ante Armenia (0-2).