Uno, por la derecha (Cristian Carracedo). El otro, por la izquierda (Fran Minaya). Por momentos, según necesidades del guión por táctica del técnico, cambian sus posiciones. Los extremos del Cacereño alimentan la ilusión en verde y azuzan la idea del compromiso en su nuevo club . El talento de ambos guarda estrecha relación con la meta marcada. Prácticamente con las mismas palabras definen el objetivo de ambos: el ascenso a Segunda B, y en los dos casos creen que es posible.

“Yo he venido aquí para ser el campeón de grupo y subir”. Claro y rotundo, Fran Minaya (Albacete, 1990) sabe cuál es su misión global en el Cacereño, ya que en la individual insiste en que lo vital para él es trabajar para el colectivo. El zurdo manchego, que ya destacó sobremanera en el Arroyo en la categoría de bronce hace dos temporadas, muestra un inequívoco carácter ambicioso en su nueva etapa como futbolista.

Jugador talentoso, con una izquierda exquisita, ha retornado a Extremadura con las ideas claras. Pese a su relativa juventud, ha vivido de todo ya, con lo mejor y lo peor del fútbol, incluida una experiencia en el paro aderezada al final con el grupo de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) que le puso en el mercado tras esperar al UCAM Murcia y ser llamado por el Arroyo, club del que guarda los mejores recuerdos. “Me trataron maravillosamente”, dice, con especial mención al expresidente ajedrezado Juan Bermejo. “Ahora, el entrenador tenía mucho interés en mí y se empeñó. Por eso vine al Cacereño”, apunta.

Muy ilusionado, mientras tanto, vive sus primeras dos semanas en Cáceres Cristian Carracedo (Hospitalet de Llobregat, 1995). En su día de descanso, tranquilo, ya piensa en repetir ante La Estrella su notable actuación ante el Pueblonuevo del pasado domingo.

El Badajoz

Carracedo es igualmente ambicioso en su pretensión para esta campaña. “Queremos ascender. Yo creo que se ha formado un buen equipo”. Ni para Minaya ni para él es una referencia el partido de final de Copa Federación ante el Badajoz, perdido por un contundente 5-0 en Don Benito. “Ese día nos quedamos pronto con 10, había muchas rotaciones, pero no era tan importante como la liga, que es lo que interesa. Lo importante realmente es el partido de dentro de dos semanas”.

El extremo, que vive en Cáceres con su pareja, arrastra una historia detrás muy llamativa. Le firmó el Mallorca tras pagar un traspaso a su anterior club, el Badalona. Tras una gran temporada en el filial, explica que alguien en el club balear creó falsedades en torno a su persona, “pero en lo deportivo estaba muy bien, jugando siempre. Fuimos campeones y disputé con el primer equipo un partido completo en Copa”. En verdad, echar una ojeada en Internet enseña videos con excelentes acciones individuales suyas. Tuvo que rescindir el contrato e incluso anunció en su cuenta de twitter que dejaba el fútbol, “pero aquello fue un arrebato”, cuenta. Acabó en el Cacereño, donde se encuentra muy feliz, pese a que lleva poco.

Catalán de corazón merengue, piensa ahora en reorientar su carrera. “Quiero ser jugador de Primera, sin distinguir club”, apunta con convicción. De hecho, desde Mallorca, desde su propio exclub, alguien muy importante le dice que tiene condiciones. De momento, tanto él como Minaya deslumbran en Cáceres en busca de una alegría. En ambos casos, no reúnen perfiles de goleador. Sí de asistentes. A ellos no les importa. “Aquí lo que vale es trabajar”.

Con la misma idea llega el defensa Edu Moya. El lateral de Monesterio, con un amplio currículo ya desde el Extremadura en la Primera División, fue confirmado ayer por el club verde, que tiene próximo el acuerdo con otros dos refuerzos.

En el horizonte, el partido de Los Santos de Maimona (domingo, 12.00 horas, Príncipe Felipe), en el que no se quieren confianzas, y, en diez días, el duelo ante el Badajoz en el Príncipe Felipe, que el Cacereño declarará como Medio Día del Club.