A rey muerto, rey puesto. El Mérida oficializó lo que era un secreto a voces tras la destitución de Santi Amaro y el adiós también de su segundo, Juanma Barrero, y el preparador físico, Germán López. Diego Merino es desde ayer el nuevo entrenador de la entidad. La derrota (1-3) del domingo en el Romano, ante el Villarrubia, fue el detonante para activar el plan Merino. Un técnico que se encontraba sin equipo, tras meter al Moralo la temporada pasada en playoff.

El preparador, natural de Mérida, sonó ya hace algunas temporadas como candidato a ocupar el puesto de técnico romano. Su seña de identidad es la valentía, el compromiso y la intensidad. Y con esos tres valores intentará revertir la situación actual del equipo pecholata. Su primer compromiso dirigiendo será en la Nueva Condomina, ante el Real Murcia.

Toma el testigo con una situación comprometida. El Mérida solo ha sumado cinco puntos en estas siete jornadas y está en puestos de descenso. A pesar de su juventud, Diego Merino ya tiene una amplia trayectoria en los banquillos. No le es extraña la situación, su primera toma de contacto con un banquillo fue con el Valdelacalzada en 2014.

Tras su paso por el Moralo, todo apuntaba a que el técnico entrenaría al filial del Alavés, pero finalmente no se cerró su fichaje, quedando libre y sin equipo. Una situación, la del Mérida, que ya la vivió con el Valdelacalzada en 2014. El equipo valviense fue su primera toma de contacto con la pizarra y el banquillo.

Llegó a un equipo al borde de la desaparición y logró concluir la temporada en una meritoria duodécima posición. Le molan los retos y el del Mérida lo acepta con hambre. Una ambición y un amor por el fútbol que en 2015 le llevan hasta Madrid, para entrenar en las categorías inferiores del Rayo Vallecano. En su primera temporada logra la cuarta plaza en liga y campeona en la Copa Federación.

Tras ese éxito, el club madrileño sigue apostando por Merino. Se sienta en la banca del División de Honor y vuelve a revalidar el título de la Copa Federación, venciendo al Getafe. Tras nueve temporadas sin conseguir el campeonato liguero, Merino lleva ese título a las vitrinas del club de Vallecas. Y, por si fuera poco, logró la Copa del Rey Juvenil, venciendo al Real Madrid.

Todo ello le lleva a dirigir al filial rayista en Tercera. Por todos estos éxitos, Merino recibió la Bota de Oro, premio que otorga a los preparadores la Federación Madrileña. Un trofeo que han ganado entrenadores de la talla de Carlo Ancelloti, en su etapa en el Madrid. Tras ello, Merino regresa a Extremadura con más experiencia y formación.

Tras ese periplo dorado por el Rayo Vallecano, el joven preparador llegó con toda la ilusión del mundo a Almendralejo para entrenar al Extremadura en su regreso a la Segunda B. Una relación que tan solo duró unos meses. Diez partidos dirigió Merino al conjunto azulgrana y fue destituido. En esa etapa, Merino aprendió la dureza de este deporte.

Voló de nuevo fuera de Extremadura. El Astorga, club de Castilla y León, contrató los servicios del preparador y se quedó a un solo punto de entrar en fase de ascenso. Tras ello, el Moralo ficha Merino. Con él al mando de la entidad morala, el equipo logra un tercer puesto en el campeonato y logra entrar en liguilla de ascenso. Tras un verano agitado, cuando todo indicaba que entrenaría al filial del Alavés, Diego se queda sin equipo y ahora regresa a su hábitat natural en su casa: Mérida. Arranca la era Merino.