Hay brotes verdesque rugen y ensordecen por su presencia, éxito y repercusión. El Gran Premio de España de F-1, que de nuevo se celebra este fin de semana en Catalunya, en el Circuit de Montmeló, en Barcelona, es uno de esos eventos que todos quieren tener y que las fuerzas políticas, sociales y económicas catalanas intentan mantener con gran esfuerzo por parte de todos.Se trata de uno de los acontecimientos más importantes del año en tierras catalanas, que a menudo ha tenido que soportar la competencia desleal de otros territorios, como, por ejemplo, la Generalitat Valenciana, que se inventó su Montecarlo particular aunque eso supusiera arruinarse aún más. El pulso Barcelona-Valencia ha terminado, finalmente, en tablas, aunque todo parece indicar que, a ojos del todopoderoso Bernie Ecclestone, se ha impuesto la tradición: Pedralbes, Montjuïc y el Circuit por delante de la chequera de la capital del Turia. Este año solo habrá un GP de F-1 en España y ese será el de Barcelona.

INYECCIÓN ECONÓMICA / La F-1 coloca a Barcelona en el mundo. «Queremos ser vistos, pero queremos ser bien vistos», señala el president Artur Mas cuando habla de la necesidad de seguir contando con este GP que hace bullir l'olla y proporciona, cada año, «un impacto económico de 120 millones de euros, una inyección que va directamente a la vena de la actividad económica, demostrando que Catalunya es un país emprendedor. Mantener la F-1 nos convierte en un país de referencia por nuestra gran capacidad de organizar importantes eventos».

Barcelona no es un punto cualquiera en el calendario del gran circo. Tras Australia, Malasia, China y Baréin, Barcelona es la puerta de entrada que utiliza la F-1 para pisar Europa antes de visitar Mónaco, Gran Bretaña, Alemania, Hungría, Bélgica e Italia. «Este evento hace sentirte orgulloso de ser alcalde de Barcelona», señala Xavier Trias. «Es una oportunidad única para que la ciudad se ponga al servicio de todos. Hay gente que no entiende que la F-1 sea absolutamente necesaria. Y lo es. Este es un país que aspira a ser motor de la economía, que quiere demostrar al mundo que no se arruga. Y solo nos abriremos al mundo si tenemos algo que ofrecer».

PROYECTO VITAL / Para Trias, la F-1, el Salón del Automóvil (que coincide con el GP), el Sónar, los X Games, los Mundiales de natación, el maratón, demuestran que «Barcelona quiere ser y estar», al margen de que, de los 120 millones que genera la F-1, 60 se quedan en la ciudad. «Esta es una apuesta creada y apoyada desde el convencimiento y la ilusión».

Barcelona ha sido, durante 22 años, escenario de grandes carreras. Es más, desde el 2006, año en que venció Fernando Alonso, siempre ha habido un ganador distinto, lo que demuestra la dificultad del trazado: Felipe Massa (2007), Kimi Raikkonen (2008), Jenson Button (2009), Mark Webber (2010), Sebastian Vettel (2011) y Pastor Maldonado (2012). «Barcelona tiene la pole en Europa y ahora toca que los aficionados respondan a nuestra apuesta», señala Vicenç Aguilera, máximo responsable del Circuit de Catalunya.

Todavía hay quien recuerda aquel compromiso adquirido por Jordi Pujol cuando, a finales de 1988, Sito Pons, ganador del Mundial de 250cc, arrancó del president la necesidad de construir un circuito permanente. Montmeló será escenario, 25 años después, de su GP número 23.

EMPEZAR Y SEGUIR / «Catalunya es un país de pioneros y, muy especialmente, en la industria y el deporte del motor», recuerda Sebastià Salvadó, presidente del RACC. «Nombres como Hispano Suiza, Pegaso, Derbi, Montesa, Bultaco… forman parte de nuestras vidas, de las carreras y de la pasión por la gasolina y el asfalto. Y a los pioneros no solo se les valora por sus inicios sino también porque son capaces de conservar y mejorar aquello que tienen, aunque sea con el tremendo esfuerzo que debemos hacer en estos difíciles momentos».

Todos, absolutamente todos, coinciden en que el Circuit de Catalunya y la presencia de la F-1 en tierras catalanas ha sido y es una historia de éxito y necesidad, pues el Circuit era y es una herramienta muy necesaria, imprescindible, para el desarrollo industrial, deportivo, económico y social de Catalunya, así como una de las mejores armas y argumentos para proyectarse en Europa, para mantenerse vivos en el mundo.