Pese al denodado esfuerzo para rescatarlo con vida, el alpinista catalán Juanjo Garra no ha podido finalmente superar la cuarta noche al raso a 7.600 metros de altura en el Dhaulagiri, donde se encontraba desde que el pasado jueves se fracturó un tobillo cerca de la cima (8.167 metros). Aunque dos serpas habían llegado ayer a la altura del montañero de Lleida, de 49 años, su delicado estado hizo imposible el milagro. Garra no estaba solo. Kheshap, un serpa nepalí, le acompañaba al raso desde el momento del accidenteHasta el último momento se confió en un milagro. Los dos serpas que habían contactado con Juanjo empezaron a bajarle inmediatamente hacia el campo 3 (7.300 metros), aunque de forma muy lenta, tanto por el mermado estado físico del leridano como por la dificultad del terreno, una inclinada pared de hielo que debían ir equipando con cuerdas fijas para poder hacer un rescate lo más seguro posible.

MÁS REFUERZOS / Al mismo tiempo, otro serpa y el alpinista y médico asturiano Jorge Egocheaga ascendían también a marchas forzadas desde el campo 3 para encontrarse con el grupo de Juanjo y ayudar en el complicado rescate. Egocheaga fue trasladado ayer por la mañana en helicóptero hasta ese campamento de altura aprovechando un instante de buen tiempo, lo que permitió el descenso del aparato.

Sin embargo, no pudo hacer lo mismo con el catalán Ferran Latorre y el vasco Álex Txikon, a los que también pretendía subir hasta esa altura pero que finalmente tuvieron que descender sobre los 6.400 metros, cerca del campo 2, desde donde inmediatamente también empezaron a subir para unirse en las próximas horas al grupo.

Los dos alpinistas nepalís, tras más de 15 horas ininterrumpidas de ascenso, en otra encomiable muestra de solidaridad, pudieron suministrar oxígeno a Juanjo, medicinas y alimento sólido y líquido.

CONTACTO PERMANENTE / «Lo más importante es que finalmente se ha podido encontrarle y que está vivo. Ahora hay que bajarlo lo más rápido posible», explicaba ayer todavía esperanzado Àngel Ros, alcalde de Lleida, quien estuvo en permanente contacto con la familia de Garra y el campo base, donde Enrique Osiel iba informando de los acontecimientos, igual que Sebastián Álvaro, quien coordinó también parte del operativo desde Estambul.

Ros también agradeció el interés mostrado por el consulado español en la India. «Han hecho lo posible para que siempre hubiera un helicóptero disponible», valoró. El aparato debía esperar hoy a 6.200 metros a Juanjo para evacuarle, lo que ya no será posible.