La ventaja de Rafael Nadal ante David Ferrer asusta con solo mirar las estadísticas. El heptacampeón de Roland Garros sale ganando en todo y nadie se atreve a pronosticar que hoy no levante la Copa de los Mosqueteros en París por octava vez, con lo que lograría un récord de récords en la historia del tenis.

Ferrer parece que se presenta hoy a una ceremonia de coronación (15.00, Cuatro y Canal+) en la que solo será el escudero fiel. Pocos confían en que es el único tenista que aún no ha perdido un set en el torneo (por cuatro Nadal) y que ha necesitado 10 horas y 53 minutos para ganar los seis anteriores partidos (contra 16 horas y 58 minutos el campeón). Ni eso sirve para confiar en Ferrer. Un triunfo suyo haría millonarios a aquellos valientes que apostaran por el tenista alicantino. Su victoria se pagaba ayer a 6 euros, por 1,1 la de Nadal. Mucha diferencia, aunque, antes de empezar el torneo, se pagaba a 39 euros el triunfo de Ferrer por 7,5 el del campeón.

ELOGIOS AL RIVAL La cuarta final española de la historia de Roland Garros parece tener un guión preestablecido. Parece que la final se jugó el viernes y que hoy a Nadal le toca recoger una copa que entregará Usain Bolt, el hombre más veloz del mundo. Nadal no tiene la misma opinión. Le encantaría que finalmente Bolt le entregara la copa y poder morderla de nuevo, pero ayer seguía mostrándose muy cauto. "No será un partido fácil. Respeto a David. Es uno de los mejores jugadores del mundo y lleva años siéndolo. Esto es una final y no soy el favorito. Mañana será un día difícil", insistió ante la prensa.

El campeón valoró las opciones de Ferrer: "Aún no ha perdido un set. Juega perfecto, extremadamente bien, y tendré que jugar perfecto par ganarle. En los dos últimos partidos en Madrid 4-6, 7-6, 6-0 y Roma 6-4, 4-6, 6-2 gané muy ajustado".

Nadal explicó que el viernes le costó descansar. A pesar de eso no cree que la batalla a cinco sets con Djokovic le pase factura en la final. Así y todo, ayer, anunció que la semana próxima no jugará en Halle, como estaba previsto para comenzar a preparar la temporada de hierba. Los médicos le han recomendado que descanse como precaución por los problemas de rodilla. "Ahora no toca hablar de esto", cortó.

DURAS CONDICIONES En París, Nadal ha ido de menos a más. En la primera semana le tocó sufrir, tanto por las condiciones meteorológicas --hoy podría volver la lluvia, según los pronósticos-- como por los rivales, y superar esas situaciones le ha dado confianza extra. "Lo mejor es que cuando lo he necesitado he jugado al mejor nivel. He aceptado bien las adversidades y me siento fresco de cabeza para afrontar los retos".

Y Nadal tiene claro cuál es el reto. Su mirada no está puesta en ganar el octavo título y el 12º Grand Slam de su carrera ni en batir el récord de partidos ganados con 59 victorias. "La única realidad es que jugaré mi novena final consecutiva desde que volví al circuito y voy a intentar disfrutarlo. Evidentemente quiero ganar, pero, si pierdo, a la larga estaré feliz por David. Es un amigo y un gran jugador que se lo merece más que nadie por su actitud. Merece ganar un Grand Slam", destacó.

La última vez que Ferrer pudo con Nadal en una pista de tierra fue en el 2004, en la final de Stuttgart. Entonces el heptacampeón tenía 18 años. Después se han enfrentado en 22 ocasiones más, dos de ellas en Roland Garros: en el 2005 (7-5, 6-2, 6-0) y en el 2012 (6-2, 6-2, 6-1).

"Rafa es el gran favorito. Para mí será mi primera final y seguramente estaré nervioso. Cuantas menos prisas tienes, mejor salen las cosas. Quiero hacer un buen partido, mostrarme activo, concentrado para buscar mis opciones. Lo que pase después ya se verá...", explicó Ferrer tras ganar a Tsonga.

Unos meses después de haber ganado su primer Masters 1000, en noviembre pasado, precisamente también en París, Ferrer tiene ahora la ocasión de dar un salto mortal en su palmarés, que hasta ahora parece estrellarse sistemáticamente contra los tenistas que tienen mejor ránking que él. A sus 31 años, Ferrer atraviesa su mejor momento tenístico, es el quinto del mundo, el único que parece en condiciones de desafiar el poderío de los cuatro magníficos .

Llega a la final pletórico de forma y de moral, sin haber perdido ningún set, aunque es cierto que tampoco se ha medido contra rivales de mucha entidad. Su partido más difícil, a priori, fue el del viernes con Tsonga.

Pase lo que pase hoy, lo único seguro es que será la 16 vez que un español gana en Roland Garros desde que Manuel Santana levantó por primera vez el título en 1961.