IBERITOS SANTA AMALIA: David, Curro, Miguel, Oscar (Alvaro, mín. 80), Tena (Jorge, min. 70), Jesús, Carlino, Caldera, Ale y Pla (Rubio, min. 19).

OLIVENZA: Ciga, Fau, Pecas, Gunde, Samu, Aton, Juanjo, Jony, Chicote (Cristo Guerra, min. 72), Alex Romero (Silva, min. 82) y Borja Romero (Nongo, min. 46).

GOLES: 0-1: m.37, Alex Romero. 0-2: m.44, Jony. 0-3: m.67, Pecas. 1-3: m.69, Ale (pti.).

ARBITRO: Galayo Castro. Tarjetas amarillas a Tena, Jesús y Caldera, por el Santa Amalia; y a Pecas, Gunde, Aton y Jony, por el Olivenza. Tarjeta roja al local Carlino (m.39).

Al Iberitos Santa Amalia se le torció muy pronto el choque ante el Olivenza (1-3), primero con la lesión de su delantero centro Pla, en el 19, y posteriormente con la expulsión de Carlino (m.39), por una entrada muy dura a un rival.

Pese a ello, desde el silbido inicial ambos equipos crearon ocasiones. La primera fue del Santa Amalia, cuando Ale recogió un balón suelto que transformó en un tiro raso, pero el portero acabó mandando a córner. Luego fue Chicote quien la tuvo para su equipo en un chute envenenado, tras pegar en un defensa que desvió la trayectoria del cuero.

Pasada la media hora, llegó el primer tanto visitante en una de las incontables internadas del siempre peligroso Alex Romero, que se internó por la izquierda y superó al portero, quien a punto estuvo de parar el disparo. El mazazo definitivo para los locales llegó al filo del asueto con el segundo del Olivenza, obra de Jony, que enganchó una media chilena que se coló al fondo de la portería.

En la segunda parte, el equipo amaliense buscó el gol con más corazón que cabeza. En el primer cuarto de hora creó un par de buenas ocasiones para acortar la distancia, la más clara un cabezazo de Caldera ante el que intervino Ciga. Con el Santa Amalia volcado en ataque pasó lo esperado. En una contra, Pecas cazó un centro con la testa que acabó en el fondo de la red (0-3).

En la recta final y con el partido ya roto y decidido el Santa Amalia acortó la distancia con un penalti que señaló el colegiado cuando Caldera recibió una zancadilla.